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Cristo Jesús, nos llama sin cesar. Martes, 25 de mayo 2021 (Reflexión)

  • Eduardo Ibáñez García
  • 24 may 2021
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 25 may 2021

Tiempo ordinario II – Ciclo B

Octava semana

Martes, 25 de mayo 2021

  • Primera lectura: Eclesiástico 35, 1-15

La ofrenda más grata al Señor, es la que ofrece aquel, que cumple su ley. El que guarda los mandamientos, ofrece un sacrificio de acción de gracias; el que hace favores al prójimo, ofrenda el mejor trigo; el que da limosna, ofrece un sacrificio de alabanza. (Eclesiástico 35, 1-3)

  • Salmo: 49, 5-8. 14. 23

Dios salva, al que cumple su voluntad. Mejor, ofrece a Dios tu gratitud y cumple, tus promesas al Altísimo. Quien las gracias me da, ése me honra; y yo salvaré, al que cumple mi voluntad. (Salmo: 49, 14. 23)

  • Evangelio: San Marcos 10, 28-31

El evangelista San Marcos, proclama que, Pedro, le dijo a Jesús: Señor, ya ves, que nosotros, lo hemos dejado todo, para seguirte. Jesús, le respondió: “Yo, les aseguro; nadie, que haya dejado casa; o hermanos o hermanas; o padre o madre; o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio; dejará de recibir, en esta vida, el ciento por uno en casas; hermanos y hermanas; madres e hijos y tierras, junto con persecuciones; y en el otro mundo, la vida eterna. Y muchos, que ahora son los primeros, serán los últimos; y muchos, que ahora son los últimos, serán los primeros”. (Marcos 10, 28-31)


Lecturas consultadas en:


Id y enseñad,

La Biblia Latinoamérica,

La Biblia de las Américas y

Nuevo Misal del Vaticano II


 

Cristo Jesús, nos llama sin cesar


Para justificarnos, con mucha frecuencia. Nos quiere santificar y glorificar constantemente. No nos damos cuenta, de que su llamada, tiene lugar en este preciso momento.

 

Cristo, no nos llama una sola vez, sino muchas. A lo largo de nuestra vida, Él, nos sigue llamando. Nos llamó al principio, en el bautismo, pero nos llama, más tarde también. Tanto, si obedecemos a su voz, como si no lo hacemos, Él nos sigue llamando, por su misericordia.


Si faltamos, a nuestras promesas del bautismo, nos llama al arrepentimiento. Si nos esforzamos, a responder a nuestra vocación, nos va llamando, más y más, de gracia en gracia, de santidad en santidad; de tal modo que, nos da la vida, para responder a estas llamadas. Abrahám, es llamado, para quitar su casa y su tierra (Génesis 12, 1); San Pedro, es llamado, a dejar sus redes (Mateo 4, 18); San Mateo, a dejar su empleo (Mateo 9, 9); Eliseo, a dejar su granja (1 Reyes 19, 19); Natanael, a dejar su retiro, debajo de la higuera (Juan 1, 47). Sin cesar, todos, somos constantemente llamados, de una forma u otra; cada vez más lejos, sin reposo, subiendo hacia el reposo eterno, siguiendo una llamada interior, para estar a punto, para escuchar la siguiente llamada.


Cristo, nos llama sin cesar, para justificarnos, sin cesar. Nos quiere santificar y glorificar constantemente. Tenemos que comprenderlo, aunque somos lentos, en darnos cuenta de esta gran verdad: Cristo, caminó con nosotros y con su mano, con sus ojos, con su voz; nos hace signos, para seguirle. No nos damos cuenta, de que su llamada, tiene lugar en este preciso momento. Pensamos, que tuvo lugar, en el tiempo de los apóstoles, pero, en realidad, no creemos en ella, ni la esperamos de verdad, para nosotros mismos.


Adaptación del texto de San John Henry Newman (1801-1890)

Teólogo, fundador del Oratorio en Inglaterra

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