El médico todopoderoso. Lunes, 8 de febrero 2021 - (Reflexión)
- Eduardo Ibáñez García
- 7 feb 2021
- 2 Min. de lectura
Tiempo Ordinario I – Ciclo B
Quinta semana
Lunes 8 de febrero – 2021
Primera lectura: Génesis 1, 1-19
En el principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era soledad y caos; y las tinieblas, cubrían la faz del abismo. El espíritu de Dios se movía, sobre la superficie de las aguas… Dijo, Dios: “Verdee la tierra, con plantas que den semilla y árboles, que den fruto y semilla, según su especie, sobre la tierra”. Y, así fue. Brotó de la tierra hierba verde, que producía semilla, según su especie; y árboles que daban fruto y llevaban semilla, según su especie. Y vio Dios, que era bueno. Fue la tarde y la mañana, del tercer día. (Génesis 1, 1. 11-13)
Salmo: 103, 1-2. 5-7. 10. 12. 24. 35
Bendice al Señor, alma mía. Bendice al Señor, alma mía; Señor y Dios mío, inmensa es tu grandeza. Te vistes de belleza y majestad, la luz te envuelve como un manto. (Salmo: 103, 1-2)
Evangelio: San Marcos 6, 53-56
El evangelista San Marcos, proclama que, Jesús y sus discípulos, terminaron la travesía del lago y tocaron tierra en Genesaret. Apenas bajaron de la barca, la gente los reconoció y de toda aquella región acudían a Él…A dondequiera que llegaba, en los poblados, ciudades o caseríos, la gente les ponía a sus enfermos en la calle y le rogaba que por lo menos, los dejara tocar la punta de su manto; y cuantos lo tocaban, quedaban curados. (Marcos 6, 53-56)
Lecturas consultadas en:
Id y enseñad,
La Biblia Latinoamérica,
La Biblia de las Américas y
Nuevo Misal del Vaticano II

El médico todopoderoso
Para este médico, nada es incurable. Cuida, gratuitamente. Con una sola palabra, restituye la salud. Yo desesperaría de mi herida, si no pusiera, de antemano, mi confianza en el Todopoderoso.
Imaginémonos en nuestro interior, a un herido grave, de tal forma que está a punto de expirar. La herida del alma es el pecado, del que la Escritura habla, en los siguientes términos: Todo son heridas, golpes, llagas en carne viva, que no han sido curadas, ni vendadas, ni aliviadas con aceite. (Isaías 1, 6)
¡Reconoce dentro de ti a tu médico, tú que estás herido y descúbrele, las heridas de tus pecados! ¡Que oiga los gemidos de tu corazón, Él, para quien todo pensamiento secreto, queda manifiesto! ¡Que tus lágrimas, le conmuevan! ¡Incluso, insiste hasta la testarudez, en tu petición! ¡Que le alcancen, los suspiros más hondos de tu corazón! ¡Que lleguen tus dolores a conmoverle, para que te diga también a ti: El Señor, ha perdonado tu pecado! (2 Samuel 12, 13). Grita con David, mira lo que dice: Misericordia Dios mío…por tu inmensa compasión (Salmo 50, 3).
Es, como si dijera: estoy en peligro grave, a causa de una terrible herida, que ningún médico puede curar, si no viene en mi ayuda, el médico todopoderoso. Para este médico, nada es incurable. Cuida, gratuitamente. Con una sola palabra, restituye la salud. Yo desesperaría de mi herida, si no pusiera, de antemano, mi confianza en el Todopoderoso.
Adaptación del texto de San Gregorio Magno (c. 540-604)
Papa y doctor de la Iglesia

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