Homilía del día domingo, 19 de abril - 2020
- Eduardo Ibáñez García
- 18 abr 2020
- 5 Min. de lectura
Dia del Señor
Tiempo de Pascua – Ciclo A
Segundo Domingo - La Divina Misericordia
19 de abril – 2020
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 2, 42-47
En los primeros días de la Iglesia, todos los hermanos acudían asiduamente, a escuchar las enseñanzas de los apóstoles... Todos los creyentes vivían unidos y lo tenían todo en común. Los que eran dueños de bienes o propiedades, los vendían; y el producto era distribuido entre todos, según las necesidades de cada uno. (Hechos 2, 42. 44-45)
Salmo: 117, 2-4. 13-15. 22-24
Diga la casa de Israel: Su misericordia es eterna. Diga la casa de Aarón: Su misericordia es eterna. Digan los que temen al Señor: Su misericordia es eterna. La misericordia del Señor, es eterna. Aleluya. (Salmo 117, 2-4)
Segunda lectura: 1 Pedro 1, 3-9
San Pedro, apóstol de Cristo Jesús, a los judíos que viven fuera de Israel, les dice, bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, por su gran misericordia, porque al resucitar a Jesucristo de entre los muertos, nos concedió renacer a la esperanza de una vida nueva, que no puede corromperse ni mancharse y que Él, nos tiene reservada como herencia en el cielo. (1 Pedro 1, 1. 3-5)
Evangelio: San Juan 20, 19-31
El evangelista San Juan, proclama que, al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa, donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz, esté con ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. (Juan 20, 19-20)
Lecturas consultadas en:
Id y enseñad,
La Biblia Latinoamérica,
La Biblia de las Américas y
Nuevo Misal del Vaticano II

Ya están salvados
(1 Pedro 1)
¡Bendito sea Dios, Padre de Cristo Jesús nuestro Señor, por su gran misericordia! ...nos concedió renacer para la vida que esperamos, más allá de la muerte, del pecado y de todo lo que pasa... hasta que se manifieste la salvación de los últimos tiempos. (v 3-5)
¡La Divina Misericordia!
El segundo domingo de Pascua, celebramos la fiesta de la Divina Misericordia, que Juan Pablo II instauró, en el comienzo del milenio: En nuestros tiempos, muchos son los fieles cristianos de todo el mundo, que desean exaltar esa misericordia divina en el culto sagrado y de manera especial, en la celebración del misterio pascual, en el que resplandece de manera sublime, la bondad de Dios para con todos los hombres. (Fragmento del Decreto de la Congregación, para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, de 5 de mayo de 2000).
Acogiendo, pues, tales deseos, el Sumo Pontífice Juan Pablo II, se ha dignado disponer, que en el Misal Romano, tras el título del Segundo Domingo de Pascua, se añada la denominación o de la Divina Misericordia.
Hay unas Indulgencias añejas: Se concede la indulgencia plenaria, con las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo Pontífice) al fiel que, en el domingo segundo de Pascua, llamado de la Divina Misericordia, en cualquier iglesia u oratorio, con espíritu totalmente alejado del afecto a todo pecado, incluso venial, participe en actos de piedad realizados en honor de la Divina Misericordia o al menos rece, en presencia del santísimo sacramento de la Eucaristía, públicamente expuesto o conservado en el Sagrario, el Padrenuestro y el Credo, añadiendo una invocación piadosa al Señor Jesús misericordioso" (por ejemplo, Jesús misericordioso, confío en ti). Santa Faustina, promovió esta devoción y San Juan Pablo II, al canonizarla la extendió a toda la Iglesia, como dijo en la homilía de la basílica de la misericordia: hoy en este santuario, quiero realizar un solemne acto, de consagración del mundo a la misericordia divina, con el deseo de que el mensaje del amor misericordioso de Dios, que fue aquí proclamado por medio de santa Faustina, se extienda por toda la tierra. La santa así lo vio: La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia (Diario, 300).
La Fiesta de la Divina Misericordia, tiene como fin principal, hacer llegar a los corazones de cada persona, el siguiente mensaje: Dios es Misericordioso y nos ama a todos ... y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho, que tiene a Mi misericordia (Diario, 723). En este mensaje, que Nuestro Señor nos ha hecho llegar, por medio de Santa Faustina, se nos pide, que tengamos plena confianza en la Misericordia de Dios y que seamos siempre misericordiosos con el prójimo, a través de nuestras palabras, acciones y oraciones... porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil (Diario, 742).
Con el fin de celebrar, apropiadamente esta festividad, se recomienda rezar la Coronilla y la Novena a la Divina Misericordia; confesarse -para lo cual es indispensable, realizar primero un buen examen de conciencia- y recibir la Santa Comunión, el día de la Fiesta de la Divina Misericordia.
La esencia de la devoción, se sintetiza en cinco puntos fundamentales:
1. Debemos confiar, en la Misericordia del Señor. Jesús, por medio de Sor Faustina nos dice: Deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en mi misericordia. Que se acerquen a ese mar de misericordia con gran confianza. Los pecadores obtendrán la justificación y los justos serán fortalecidos en el bien. Al que haya depositado su confianza en mi misericordia, en la hora de la muerte le colmaré el alma con mi paz divina.
2. La confianza es la esencia, el alma de esta devoción y a la vez la condición para recibir gracias: Las gracias de mi misericordia se toman con un solo recipiente y este es la confianza. Cuanto más confíe un alma, tanto más recibirá. Las almas que confían sin límites son mi gran consuelo y sobre ellas derramo todos los tesoros de mis gracias. Me alegro de que pidan mucho porque mi deseo es dar mucho, muchísimo. El alma que confía en mi misericordia es la más feliz, porque yo mismo tengo cuidado de ella. Ningún alma que ha invocado mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en mi bondad.
3. La misericordia define nuestra actitud ante cada persona: Exijo de ti obras de misericordia que deben surgir del amor hacia mí. Debes mostrar misericordia siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. Te doy tres formar de ejercer misericordia: la primera es la acción; la segunda, la palabra; y la tercera, la oración. En estas tres formas se encierra la plenitud de la misericordia y es un testimonio indefectible del amor hacia mí. De este modo el alma alaba y adora mi misericordia.
4. La actitud del amor activo hacia el prójimo es otra condición para recibir gracias: Si el alma no practica la misericordia de alguna manera no conseguirá mi misericordia en el día del juicio. Oh, si las almas supieran acumular los tesoros eternos, no serían juzgadas, porque la misericordia anticiparía mi juicio.
5. El Señor Jesús desea que sus devotos hagan por lo menos una obra de misericordia al día: Debes saber, hija mía que mi Corazón es la misericordia misma. De este mar de misericordia las gracias se derraman sobre todo el mundo. Deseo que tu corazón sea la sede de mi misericordia. Deseo que esta misericordia se derrame sobre todo el mundo a través de tu corazón. Cualquiera que se acerque a ti, no puede marcharse sin confiar en esta misericordia mía que tanto deseo para las almas.
Santa Faustina Kowalska, consiguió lo que había querido San Juan Pablo II, que en su canonización anunció: En todo el mundo, el segundo domingo de Pascua recibirá el nombre de domingo de la Divina Misericordia. Una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al género humano en los años venideros (la encíclica dedicada a Dios Padre, se llamó Dives in misericordia, Rico en misericordia). La liturgia del segundo domingo de Pascua y las lecturas del breviario, siguen siendo las mismas, pero ya en ellas se ve esta devoción latente.
Adaptación del texto de la Homilía del
Papa Francisco
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