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Homilía del día domingo, 3 de mayo - 2020

  • Eduardo Ibáñez García
  • 2 may 2020
  • 4 Min. de lectura

Dia del Señor


Tiempo de Pascua – Ciclo A

Cuarto Domingo

3 de mayo – 2020


  • Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 2, 14. 36-41

El día de Pentecostés, se presentó Pedro, junto con los Once, ante la multitud: y levantando la voz, dijo: Sepa todo Israel, con absoluta certeza, que Dios ha constituido Señor y Mesías al mismo Jesús, a quien ustedes han crucificado. (Hechos 2, 14. 36)


  • Salmo: 22, 1-6

El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas. El Señor es mi pastor, nada me faltará. Aleluya. (Salmo 22, 1-2)


  • Segunda lectura: 1 Pedro 2, 20-25

San Pedro, apóstol de Cristo Jesús, a los judíos que viven fuera de Israel, les dice: Hermanos: por sus llagas ustedes han sido curados, porque ustedes eran como ovejas descarriadas, pero ahora han vuelto al pastor y guardián de sus vidas. (1 Pedro 2, 25)


  • Evangelio: San Juan 10, 1-10

El evangelista San Juan, proclama que, Jesús dijo a los fariseos: “Yo les aseguro, que el que no entra por la puerta del redil de las ovejas, sino que salta por otro lado, es un ladrón; pero el que entra por la puerta, ése es el pastor de las ovejas. Jesús, les puso esta comparación, pero ellos no entendieron, lo que les quería decir; por eso añadió: “Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas; ...quien entre por mí se salvará, podrá entrar, salir y encontrará pastos". (Juan 10, 1-2. 6-7. 9)


Lecturas consultadas en:


Id y enseñad,

La Biblia Latinoamérica,

La Biblia de las Américas y

Nuevo Misal del Vaticano II

 

Yo soy el Buen Pastor

(Juan 10)


"El buen pastor da su vida por las ovejas" (v 11)

 


Este es el domingo del Buen Pastor, pero por una vez, no es en Él, en quien vamos a concentrar la atención, sino más bien en su antagonista. ¿Quién es, el personaje definido ladrón y extraño? Jesús piensa, en primer lugar, en los falsos profetas y en los pseudomesías de su tiempo, que se hacían pasar por enviados de Dios y liberadores del pueblo, mientras que en realidad, no hacían más que, mandar a la gente a morir por ellos. Hoy estos extraños, que no entran por la puerta, sino que se introducen en el redil a hurtadillas, que roban las ovejas y las matan, son visionarios fanáticos o astutos aprovechados, que especulan con la buena fe y la ingenuidad de la gente. Me refiero a fundadores o jefes de sectas religiosas, que pululan por el mundo. Cuando hablamos de sectas, sin embargo, debemos prestar atención, para no poner todo en el mismo plano. Los evangélicos y los pentecostales protestantes, por ejemplo, aparte de grupos aislados, no son sectas. La Iglesia católica, desde hace años mantiene con ellos un diálogo ecuménico a nivel oficial, cosa que jamás haría con las sectas. Las verdaderas sectas, se reconocen por algunas características. Ante todo, en cuanto al contenido de su credo, no comparten puntos esenciales de la fe cristiana, como la divinidad de Cristo y la Trinidad; o sea que, mezclan con doctrinas cristianas, elementos ajenos incompatibles con ellas, como la reencarnación. En cuanto a los métodos, son literalmente ladrones de ovejas, en el sentido de que, intentan por todos los medios, arrancar a fieles de su Iglesia de origen, para hacer de ellos adeptos de su secta. Habitualmente, son agresivos y polémicos. Más que proponer contenidos propios, pasan el tiempo acusando, polemizando contra la Iglesia, la Virgen y en general todo lo que es católico. Estamos, con ello, en las antípodas del Evangelio de Jesús, que es amor, dulzura, respeto por la libertad de los demás. El amor evangélico, es el gran ausente de las sectas. Jesús, nos ha dado, un criterio seguro de reconocimiento: Guárdense de los falsos profetas -dijo-, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos, los conocerán (Mateo 7, 15). Y los frutos más comunes del paso de las sectas, son familias rotas, fanatismo, expectativas apocalípticas del fin del mundo, regularmente desmentido por los hechos. Hay otro tipo de sectas religiosas, nacidas fuera del mundo cristiano, en general importadas de oriente. A diferencia de las primeras, no son agresivas; más bien se presentan con disfraz de cordero, predicando el amor por todos, por la naturaleza, la búsqueda del yo profundo. Son formaciones a menudo sincretistas, o sea, que agrupan elementos de diversas procedencias religiosas, como es el caso del New Age. El inmenso perjuicio espiritual, para quien se deja convencer por estos nuevos mesías, es que pierde a Jesucristo y con Él, esa vida en abundancia que ha venido a traer. Algunas de estas sectas son peligrosas también, en el plano de la salud mental y del orden público. Los recurrentes sucesos de plagio y de suicidios colectivos, nos advierten, hasta dónde puede llevar, el fanatismo de algún jefe sectario. Cuando se habla de sectas, sin embargo, debemos recitar también un mea culpa. Con frecuencia, las personas acaban en alguna secta, por la necesidad de sentir el calor y el apoyo humano de una comunidad, que no encontraron en su parroquia.

Adaptación del texto de la Homilía del

P. Raniero Cantalamessa, ofmcap

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