Jesús, para nosotros, es luz. Miércoles, 28 de abril 2021 (Reflexión)
- Eduardo Ibáñez García
- 27 abr 2021
- 3 Min. de lectura
Tiempo de Pascua – Ciclo B
Cuarta semana
Miércoles, 28 de abril 2021
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 12, 24-25. 13, 1-5
San Lucas, nos dice que, la palabra del Señor cundía y se propagaba. Cumplida su misión en Jerusalén, Saulo y Bernabé, regresaron a Antioquía, llevando consigo a Juan Marcos. Había, en la comunidad cristiana de Antioquía, algunos profetas y maestros… Un día, estaban ellos ayunando y dando culto al Señor; y el Espíritu Santo, les dijo: “Resérvenme a Saulo y a Bernabé, para la misión que les tengo destinada”. Todos, volvieron a ayunar y a orar; después, les impusieron las manos y los despidieron. (Hechos 12, 24-25. 13, 1-3)
Salmo: 66, 2-3. 5-6. 8
Que te alaben, Señor, todos los pueblos. Aleluya. Que te alaben, Señor, todos los pueblos; que los pueblos, te aclamen todos juntos. Que nos bendiga Dios y que le rinda honor, el mundo entero. (Salmo: 66, 6. 8)
Evangelio: San Juan 12, 44-50
El evangelista San Juan, proclama que, exclamó Jesús, con fuerte voz: “El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel, que me ha enviado; el que me ve a mí, ve a aquel, que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, para que todo el que crea en mí, no siga en tinieblas. Si alguno oye mis palabras y no las pone en práctica, yo no lo voy a condenar; porque no he venido al mundo, para condenar al mundo, sino para salvarlo”. (Juan 12, 44-47)
Lecturas consultadas en:
Id y enseñad,
La Biblia Latinoamérica,
La Biblia de las Américas y
Nuevo Misal del Vaticano II

Luz, para que no aceptemos, la gloria del mundo; porque Él, prefirió, nacer en un establo, más que en un palacio; y sufrir, una muerte vergonzosa, sobre una cruz. Cristo, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo (Filipenses 2, 7)
La humildad, con la cual, Cristo, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo (Filipenses 2, 7) es para nosotros luz. Luz, para que no aceptemos, la gloria del mundo; porque Él, prefirió, nacer en un establo, más que en un palacio y sufrir, una muerte vergonzosa, sobre una cruz.
Gracias a esta humildad, podemos saber, cuán detestable, es el pecado de un ser, que ha sido modelado (Genesis 2, 7), un pobre hombre, hecho de la nada, cuando se enorgullece, se vanagloria y no quiere obedecer; mientras que vemos, al Dios infinito humillado, despreciado y abandonado por los hombres.
La dulzura, con la cual soportó el hambre, la sed, el frío, los insultos, los golpes y las heridas, es también para nosotros luz; cuando, como un cordero, fue llevado al matadero y como una oveja, ante el esquilador, no abrió la boca (Isaías 53, 7). Gracias a esta dulzura, en efecto, vemos qué inútil es la cólera, lo mismo que la amenaza; aceptemos entonces el sufrimiento y no sirvamos a Cristo por rutina. Gracias a ella, aprendemos a conocer, todo lo que se nos pide: llorar nuestros pecados, con sumisión y silencio; y aguantar, pacientemente, el sufrimiento cuando se presenta. Porque Cristo, aguantó sus tormentos con tanta dulzura y paciencia, no por sus pecados, sino por los de otro.
Por tanto, queridos hermanos, reflexionemos, sobre todas las virtudes, que Cristo nos enseñó en su vida ejemplar y que nos recomienda, en sus exhortaciones y que, nos da la fuerza, para imitarlas con la ayuda de su gracia.
Adaptación del texto de Lansperge, el Cartujano (1489- 1539)
Monje y teólogo

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