top of page

La adoración en espíritu y verdad (Tema) - Parte 4 y final

  • Eduardo Ibáñez García
  • 3 abr 2021
  • 4 Min. de lectura

Por Raniero Cantalamessa,

Predicador de la Casa Pontificia



4. La oración de intercesión - final

T-84. 3-04-2021


Junto a la adoración, un componente esencial de la oración litúrgica, es la intercesión. En toda su oración, la Iglesia no hace más que interceder; por ella y por el mundo, por los justos y por los pecadores, por los vivos y por los muertos. También, esta es una oración, que el Espíritu Santo quiere animar y confirmar. De Él, San Pablo escribe:


El Espíritu, nos ayuda en nuestra debilidad; pues, qué hemos de pedir, como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo, intercede por nosotros, con gemidos indecibles. Mas Él, que escudriña los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios, intercede por los santos (Romanos 8, 26-27).


El Espíritu Santo, intercede por nosotros y nos enseña a interceder, a su vez, por los demás. Hacer una oración de intercesión, significa unirse en la fe, a Cristo resucitado, que vive, en un constante estado de intercesión, por el mundo (Romanos 8, 34. Hebreos 7, 25. 1 Juan 2, 1). En la gran oración, con la que concluyó su vida terrena, Jesús, nos ofrece, el ejemplo más sublime de intercesión:

Ruego por ellos, por los que me has dado… Guárdalos, en tu nombre. No te ruego, que los saques del mundo, sino que los guardes del maligno. Santifícalos, en la verdad… No ruego sólo por éstos, sino también, por los que han de creer en mí… (Juan 17, 9-20).


Del Siervo sufriente, se dice en Isaías, que Dios le premia con las multitudes …porque cargó con los pecados de muchos e intercedió por los transgresores (Isaías 53, 12). Esta profecía, ha encontrado su perfecto cumplimiento, en Jesús, que en la cruz, intercede por sus crucifixores (Lucas 23, 34).


La eficacia, de la oración de intercesión, no depende de multiplicar las palabras, (Mateo 6, 7), sino del grado de unión, que se puede lograr, con las disposiciones filiales de Cristo. Más, que palabras de intercesión, se debe, en todo caso, multiplicar los intercesores, es decir, invocar la ayuda de María y de los santos. En la fiesta de Todos los Santos, la Iglesia pide a Dios, ser escuchada, por la abundancia de los intercesores.


Se multiplican los intercesores también, cuando oramos, los unos por los otros. San Ambrosio, dice:


Si sólo ruegas por ti, también tú serás el único, que suplica por ti. Y, si todos ruegan, solamente por sí mismos, la gracia que obtendrá el pecador será, sin duda, menor que la que obtendría, del conjunto de los que interceden, si éstos fueran muchos. Pero, si todos ruegan por todos, habrá que decir también, que todos ruegan por ti, porque estas incluido entre todos aquellos.

La oración de intercesión, es tan agradable a Dios, porque es la más libre de egoísmo, refleja más de cerca, la gratuidad divina y concuerda, con la voluntad de Dios, que quiere que todos los hombres se salven (1 Timoteo 2, 4). Dios, es como un padre compasivo, que tiene el deber de castigar, pero que busca, todas las excusas posibles, para no tener que hacerlo y es feliz, en su corazón, cuando los hermanos del culpable, lo retienen de hacerlo.


Si hacen falta, esos brazos fraternales extendidos hacia Él; pues, se queja en la Escritura: Y vio, que no había un hombre y se maravilló, de que no hubiera nadie, que se interpusiera (Isaías 59, 16). Ezequiel, nos transmite, este lamento de Dios: Y, busqué entre ellos a un hombre, que hiciera una valla, para que la pusiera en la brecha delante de mí y a favor de la tierra, para que yo no la destruyera; y, no lo hallé (Ezequiel 22, 30).


La palabra de Dios, por su misma disposición, resalta el extraordinario poder, que tiene junto con Él; la oración de quienes ha puesto, a la guía de su pueblo. Se dice en un salmo, que Dios, había decidido exterminar a su pueblo, por adorar al ternero de oro, pero Moisés estuvo en el camino, delante de Él, para desviar su cólera (Salmo 105, 23. También, el 106, 28).


A los pastores y a las guías espirituales, me atrevo a decirles: cuando en la oración escuchan, que Dios está airado con el pueblo, que les ha sido confiado, ¡no se alineen en seguida con Dios, sino con el pueblo! Así hizo Moisés, hasta protestar por querer ser, él mismo con ellos, expulsado del libro de la vida (Éxodo 32, 32), y la Biblia, hace entender, que esto era exactamente, lo que Dios deseaba, porque Él abandonó, el propósito de castigar a su pueblo.


Cuando, se está delante del pueblo, entonces, tenemos que dar razón a Dios, con toda la fuerza. Pero Moisés, cuando poco después, se encontró delante del pueblo, entonces se encendió su ira; rompió el ternero de oro, desparramó el polvo en el agua y le hizo tragar el agua a la gente (Éxodo 32, 19-35). Solamente, quien defendió al pueblo, delante de Dios y llevó el peso de su pecado, tiene el derecho -y tendrá el coraje- después, de gritar contra eso, en defensa de Dios, como hizo Moisés.


Terminamos, proclamando juntos, el texto que refleja mejor, el lugar del Espíritu Santo y la orientación trinitaria de la liturgia; o sea, la dosología final del canon romano: Por Cristo, con Cristo y en Cristo, a ti Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, cada honor y cada gloria, por los siglos de los siglos, Amén.


Commentaires


MESC
SNSSC

Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión del Santuario de Nuestra Señora del Sagrado Corazón

Molino de las Flores zona 2 de Mixco, Guatemala

  • Facebook

Encuéntranos en Facebook

©2020 por MESC SNSSC

bottom of page