La fidelidad, de Dios. Viernes, 11 de junio 2021 (Reflexión)
- Eduardo Ibáñez García
- 10 jun 2021
- 2 Min. de lectura
Tiempo ordinario II – Ciclo B
Décima semana
Viernes, 11 de junio 2021 – Solemnidad, del Sagrado Corazón de Jesús
Primera lectura: Oseas 11, 1. 3-4. 8-9
El profeta Oseas, proclama que, esto dice el Señor: “Mi corazón, se conmueve dentro de mí y se inflama toda mi compasión. No cederé, al ardor de mi cólera; no volveré, a destruir a Efraín, pues yo soy Dios y no hombre, santo en medio de ti y no enemigo a la puerta”. (Oseas 11, 8-9)
Salmo: Isaías 12, 2-6
El Señor, es mi Dios y mi salvador. El Señor, es mi Dios y salvador, con él estoy seguro y nada temo. El Señor, es mi protección y mi fuerza; y ha sido, mi salvación. Sacarán agua con gozo, de la fuente de la salvación. (Isaías 12, 2-3)
Segunda lectura: Efesios 3, 8-12. 14-19
San Pablo, apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, a los efesios les dice: Hermanos: Así, arraigados y cimentados en el amor, podrán comprender, con todo el pueblo de Dios, la anchura y la longitud, la altura y la profundidad del amor de Cristo; y experimentar ese amor, que sobrepasa todo conocimiento humano, para que así, queden ustedes colmados, con la plenitud misma de Dios. (Efesios 3, 14-19)
Evangelio: San Juan 19, 31-37
El evangelista San Juan, proclama que, fueron los soldados, le quebraron las piernas a uno y luego al otro, de los que habían sido crucificados con Jesús. Pero al llegar a él, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, le traspasó el costado con una lanza e inmediatamente, salió sangre y agua. (Juan 19, 32-34)
Lecturas consultadas en:
Id y enseñad,
La Biblia Latinoamérica,
La Biblia de las Américas y
Nuevo Misal del Vaticano II


La devoción al Corazón de Jesús, ha existido desde los primeros tiempos de la Iglesia, desde que se meditaba, en el costado y el Corazón abierto de Jesús, de donde salió sangre y agua. De ese Corazón, nació la Iglesia y por ese Corazón, se abrieron las puertas del Cielo.
La fidelidad, de Dios
Nos enseña, a acoger la vida, como acontecimiento de su amor; y nos permite, testimoniar este amor a los hermanos, mediante un servicio humilde y manso.
Este amor, esta fidelidad del Señor, manifiesta la humildad de su corazón. Jesús, no vino a conquistar a los hombres, como los reyes y los poderosos de este mundo, sino que vino a ofrecer amor, con mansedumbre y humildad. Así se definió a sí mismo: Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón (Mateo 11, 29).
Y el sentido, de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, que celebramos hoy, es que descubramos, cada vez más y nos envuelva la fidelidad humilde y la mansedumbre del amor de Cristo; revelación, de la misericordia del Padre. Podemos, experimentar y gustar, la ternura de este amor, en cada estación de la vida; en el tiempo de la alegría y en el de la tristeza, en el tiempo de la salud y en el de la enfermedad y la dificultad.
La fidelidad de Dios, nos enseña, a acoger la vida, como acontecimiento de su amor; y nos permite, testimoniar este amor a los hermanos, mediante un servicio humilde y manso.
Adaptación del texto del
Papa Francisco
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