La liberación, de nuestros yugos. Jueves, 15 de julio 2021 (Reflexión)
- Eduardo Ibáñez García
- 14 jul 2021
- 2 Min. de lectura
Tiempo ordinario II – Ciclo B
Decimoquinta semana
Jueves, 15 de julio 2021 – Memoria, de san Buenaventura
Oración:
Dios todopoderoso, al celebrar la festividad del obispo, San Buenaventura, te pedimos, que nos concedas, aprovechar su admirable doctrina e imitar siempre, su ardiente caridad.
Primera lectura: Éxodo 3, 13-20
Moisés, después de oír la voz del Señor, en medio de la zarza, le dijo: Está bien, me presentaré a los hijos de Israel y les diré: El Dios de sus padres, me envía a ustedes; pero, cuando me pregunten, cuál es su nombre, ¿Qué les voy, a responder? Dios, le contestó a Moisés: “Mi nombre es, Yo-soy” y añadió: “Esto les dirás, a los israelitas: Yo-soy, me envía a ustedes.” (Éxodo 3, 13-14).
Salmo: 104, 1. 5. 8-9. 24-27
El Señor, nunca olvida sus promesas. Ni, aunque transcurran mil generaciones, se olvidará el Señor de sus promesas, de la alianza pactada con Abraham, del juramento a Isaac, que un día le hiciera (Salmo: 104, 8-9).
Evangelio: San Mateo 11, 28-30
El evangelista San Mateo, proclama que, Jesús, dijo: “Vengan a mí, todos los que están, fatigados y agobiados por la carga; y yo, los aliviaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga, ligera.” (Mateo 11, 28-30).
Lecturas consultadas en:
Id y enseñad,
La Biblia Latinoamérica,
La Biblia de las Américas y
Nuevo Misal del Vaticano II


Se caracterizaba por la sencillez, la humildad y la caridad. Mereció, el título de Doctor Seráfico, por las virtudes angélicas, que realzaban su saber. Fue canonizado en 1482 y declarado Doctor de la Iglesia en 1588.
La liberación, de nuestros yugos
Solo viene de la persona de Jesús, que hace, como Dios hizo, lo que conocemos del Antiguo Testamento: prodigios salvíficos, para liberarnos. Jesús, rompe todo yugo y ofrece su corazón manso y humilde, como bálsamo de paz y descanso.
Jesús, nos libera del yugo del cansancio y agobio, ofreciendo descanso, para la vida y nos da otro simbólico yugo, suave y carga ligera.
La liberación, de nuestros yugos, solo viene de la persona de Jesús, que hace, como Dios hizo, lo que conocemos del Antiguo Testamento: prodigios salvíficos, para liberarnos. Jesús, rompe todo yugo y ofrece su corazón manso y humilde, como bálsamo de paz y descanso.
El yugo sirve también, para describir la opresión, que vivían los judíos en Egipto. Dios, les envía un libertador, que recibe su misión, desde una zarza ardiente, sin consumirse. Él, dispuso quitarles, del yugo de la opresión egipcia; y les hará llegar, a la tierra prometida; todo guiado, por la misma mano de Dios. Luego, hará con ellos, una alianza perpetua, que será renovada una y otra vez, hasta la alianza definitiva, que será sellada en Jesús, con la entrega de su sangre.
Hemos de renovar cada uno y comunitariamente, nuestra alianza con Jesús y ofrecernos, como descanso y bálsamo, para los hermanos, que más sufren la opresión y esclavitud.
Adaptación del texto de
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