La santidad, no es un lujo. Martes, 15 de junio 2021 (Reflexión)
- Eduardo Ibáñez García
- 14 jun 2021
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 15 jun 2021
Tiempo ordinario II – Ciclo B
Decimoprimera semana
Martes, 15 de junio 2021
Primera lectura: 2 Corintios 8, 1-9
San Pablo, apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, a los corintios les dice: Hermanos: Queremos, que conozcan la gracia, que ha otorgado Dios, a las comunidades cristianas de Macedonia... ustedes, se distinguen en todo: en fe, en palabra, en sabiduría, en diligencia para todo y en amor hacia nosotros, distínganse también ahora por su generosidad... Bien saben, lo generoso que ha sido nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, se hizo pobre por ustedes, para que ustedes, se hicieran ricos con su pobreza. (2 Corintios 8, 1. 7. 9)
Salmo: 145, 2. 5-9
Alaba, alma mía, al Señor. Alabaré al Señor, toda mi vida cantaré y tocaré para mi Dios, mientras yo exista. (Salmo: 145, 2)
Evangelio: San Mateo 5, 43-48
El evangelista San Mateo, proclama que, Jesús, dijo a sus discípulos: “Han oído ustedes, que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo; yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien, a los que los odian y rueguen, por los que los persiguen y calumnian, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol, sobre los buenos y los malos; y manda su lluvia, sobre los justos y los injustos”. (Mateo 5, 43-45)
Lecturas consultadas en:
Id y enseñad,
La Biblia Latinoamérica,
La Biblia de las Américas y
Nuevo Misal del Vaticano II

La santidad, no es un lujo
No está restringida, a unos pocos o sólo a algunas personas. Está hecha para ti, para mí y para todos. Es, un sencillo deber, porque si aprendemos a amar, aprendemos a ser santos. Y Jesús, quiere que seamos tan santos, como su Padre. La santidad, consiste, en hacer la voluntad de Dios, con alegría.
Todos sabemos, que existe un Dios, que nos ama, que nos ha creado. Podemos acudir a él y pedirle: Padre mío, ayúdame. Deseo ser santa, deseo ser buena, deseo amar. La santidad, no es un lujo, para unos pocos; ni está restringida, sólo a algunas personas. Está hecha para ti, para mí y para todos. Es, un sencillo deber, porque si aprendemos a amar, aprendemos a ser santos.
El primer paso, para ser santo, es desearlo. Jesús, quiere que seamos tan santos, como su Padre. La santidad, consiste, en hacer la voluntad de Dios, con alegría. Las palabras, deseo ser santo, significan: quiero despojarme, de todo lo que no sea Dios; quiero despojarme y vaciar mi corazón, de cosas materiales. Quiero renunciar a mi voluntad, a mis inclinaciones, a mis caprichos, a mi inconstancia y ser un esclavo generoso, de la voluntad de Dios.
Con una total voluntad, amaré a Dios, optaré por Él, correré hacia Él, llegaré a Él y lo poseeré. Pero todo depende de las palabras, Quiero o No quiero. He puesto, toda mi energía, en la palabra Quiero.
Adaptación del texto de Santa Teresa de Calcuta (1910-1997)
Fundadora, de las Hermanas Misioneras de la Caridad
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