La Unción de Jesús... Lunes, 29 de marzo 2021 (Reflexión)
- Eduardo Ibáñez García
- 28 mar 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 30 mar 2021
Semana Santa – Ciclo B
La Pasión del Señor Jesús
Lunes santo, 29 de marzo 2021 – La Unción de Jesús
Primera lectura: Isaías 42, 1-7
El profeta Isaías, proclama que, esto dice, el Señor Dios: “Miren a mi siervo, a quien sostengo; a mi elegido, en quien tengo mis complacencias. En él he puesto mi espíritu, para que haga brillar la justicia sobre las naciones. No gritará ni clamará, no hará oír su voz en las plazas…”. (Isaías 42, 1-2)
Salmo: 26, 1-3. 13-14
El Señor, es mi luz y mi salvación. El Señor, es mi luz y mi salvación ¿A quién, voy a tenerle miedo? El Señor, es la defensa de mi vida, ¿Quién podrá, hacerme temblar? (Salmo: 17, 3-4)
Evangelio: San Juan 12, 1-11
El evangelista San Juan, proclama que, seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí, le ofrecieron una cena; Marta servía y Lázaro, era uno de los que estaban con él a la mesa. María, tomó entonces, una libra de perfume de nardo auténtico, muy costoso, le ungió a Jesús los pies con él y se los enjugó con su cabellera; y la casa, se llenó, con la fragancia del perfume. (Juan 12, 1-3)
Lecturas consultadas en:
Id y enseñad,
La Biblia Latinoamérica,
La Biblia de las Américas y
Nuevo Misal del Vaticano II


La Unción de Jesús,
en la casa de Lázaro
(Juan 12)
María, tomó entonces, una libra de perfume de nardo auténtico, muy costoso, le ungió a Jesús los pies con él y se los enjugó con su cabellera; y la casa, se llenó, con la fragancia del perfume (Versículo 3)
Por nuestra salvación
El Señor, se dignó rebajarse y descender del cielo, para tomar el cuerpo humano; entonces, derramó sobre el mundo, la dulzura y el perfume de su nombre, Jesús.
Después de haber ungido, los pies del Señor, esta mujer, no se los secó con un lienzo, sino con sus propios cabellos, para mejor honrar al Señor… Como alguien muy sediento, que bebe del agua, que cae de una cascada, esta santa mujer ha bebido, de la fuente de santidad, una gracia llena de delicias, para apagar la sed de su fe.
Pero, en un sentido alegórico o místico, esta mujer, es prefigura de la Iglesia, que ofrece a Cristo, la devoción plena y total de su fe… Una libra, son doce onzas. Es la medida del perfume, que posee la Iglesia y que ha recibido, de la enseñanza de los apóstoles, como un perfume de gran valor. En efecto ¿Hay algo más precioso, que la enseñanza de los apóstoles, que contiene la fe en Cristo y la gloria del Reino de los cielos? Además, se nos narra, que toda la casa, se llenó de la fragancia de este perfume, porque al mundo entero, se ha dado a conocer, la enseñanza de los apóstoles. A toda la tierra, como está escrito, alcanza su pregón y hasta los límites del orbe, su lenguaje (Salmo 18, 5).
En el Cántico de los Cánticos, leemos estas palabras, que Salomón hace decir a la Iglesia: Tu nombre, es un perfume derramado (Cantares 1, 2). No es sin razón que, al nombre del Señor, se le llama perfume derramado. Saben bien, que un perfume, en tanto que, se conserva en el interior del frasco, conserva toda la fuerza de su olor; pero cuando se vierte o se vacía, expande su perfume oloroso. De la misma manera, cuando Nuestro Señor y Salvador, reinaba en el cielo con el Padre, se le ignoraba en el mundo, era desconocido aquí abajo. Pero cuando, por nuestra salvación, se dignó rebajarse y descender del cielo, para tomar cuerpo humano, entonces, derramó sobre el mundo, la dulzura y el perfume de su nombre.
Adaptación del texto de San Cromacio de Aquilea (¿-407)
Obispo

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