Las cosas de Dios, nadie las conoce. Miércoles, 12 de mayo 2021 (Reflexión)
- Eduardo Ibáñez García
- 11 may 2021
- 3 Min. de lectura
Tiempo de Pascua – Ciclo B
Sexta semana
Miércoles, 12 de mayo 2021
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 17, 15. 22-34. 18, 1
San Lucas, nos dice que, a Pablo, lo llevaron hasta la ciudad de Atenas… mientras esperaba en Atenas, Pablo, sentía que la indignación, se apoderaba de él, al contemplar la ciudad, llena de ídolos... Entonces, se presentó en el Areópago y dijo: …Al recorrer la ciudad y contemplar sus monumentos, encontré un altar, con esta inscripción: Al Dios, desconocido. Pues bien, yo vengo, a anunciarles a ese Dios, que ustedes veneran, sin conocerlo. El Dios, que hizo el mundo y todo cuanto hay en él... (Hechos 17, 15-16. 22-24)
Salmo: 148, 1-2. 11-14
La gloria del Señor, sobrepasa cielo y tierra. Aleluya. El nombre del Señor, alaben todos, pues su nombre es excelso, su gloria sobrepasa cielo y tierra; y ha hecho fuerte, a su pueblo. (Salmo: 148, 13)
Evangelio: San Juan 16, 12-15
El evangelista San Juan, proclama que, Jesús, dijo a sus discípulos, “Aún tengo muchas cosas, que decirles, pero todavía, no las pueden comprender. Pero, cuando venga el Espíritu de verdad, él los irá guiando, hasta la verdad plena, porque no hablará por su cuenta, sino que dirá lo que haya oído y les anunciará las cosas, que van a suceder. El me glorificará, porque primero recibirá de mí, lo que les vaya comunicando. Todo lo que tiene el Padre, es mío”. (Juan 16, 12-15)
Lecturas consultadas en:
Id y enseñad,
La Biblia Latinoamérica,
La Biblia de las Américas y
Nuevo Misal del Vaticano II
Tiempo de pascua

Sexta semana
Las cosas de Dios, nadie las conoce…
…si no es el Espíritu de Dios (1 Corintios 2, 11). Él es, el Espíritu de la Verdad, que nos desvela a Cristo, pero que no habla de sí mismo (Juan 16, 13). Un ocultamiento tal, propiamente divino, explica, por qué el mundo, no lo puede recibir; porque no le ve, ni le conoce; mientras que, aquellos que creen en Cristo, le conocen, porque mora en ellos (Juan 14, 17).
Las cosas de Dios, nadie las conoce, si no es el Espíritu de Dios (1 Corintios 2, 11).
Ahora bien, su Espíritu lo revela y nos hace conocer a Cristo, su Verbo, su Palabra viviente, pero Él, no se habla a sí mismo. Aquel, que ha hablado, por boca de los profetas(Credo), nos hace escuchar, la Palabra del Padre, pero a Él, no le oímos. Tan sólo le conocemos, en el movimiento, en que nos revela al Verbo y nos dispone, para que lo acojamos en la fe.
El Espíritu de la Verdad, que nos desvela a Cristo, no habla de sí mismo (Juan 16, 13). Un ocultamiento tal, propiamente divino, explica, por qué el mundo, no lo puede recibir, porque no le ve ni le conoce; mientras que, aquellos que creen en Cristo, le conocen, porque mora en ellos (Juan 14, 17).
La Iglesia, comunión viva en la fe de los apóstoles, que ella transmite; es el lugar propio, de nuestro conocimiento del Espíritu Santo, es tanto así:
en las Escrituras, que Él ha inspirado;
en la Tradición, de la cual los Padres de la Iglesia, son los testimonios siempre actuales;
en el Magisterio de la Iglesia, que Él mismo asiste;
en la liturgia sacramental, a través de las palabras y los símbolos, en los que el Espíritu Santo, nos pone en comunión con Cristo;
en la plegaria, en la cual intercede por nosotros;
en los carismas y ministerios, a través de los cuales, la Iglesia se edifica;
en los signos de la vida apostólica y misionera; y
en el testimonio de los santos, en los que manifiesta su santidad y continúa la obra de salvación.
Adaptación del texto de Catecismo de la Iglesia Católica

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