Los diez mandamientos. (Homilía dominical)
- Eduardo Ibáñez García
- 6 mar 2021
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 20 jul 2021
Día del Señor
Tiempo de Cuaresma – Ciclo B
Tercer domingo
7 de marzo – 2021
Primera lectura: Éxodo 20, 1-17
El Señor, promulgó estos preceptos para su pueblo, en el monte Sinaí, diciendo: “Yo soy el Señor… No tendrás otros dioses fuera de mí… porque yo, el Señor, tu Dios… que castiga la maldad de los padres, en los hijos hasta la tercera y cuarta generación, de aquellos que me odian; pero soy misericordioso hasta la milésima generación, de aquellos que me aman y cumplen mis mandamientos. No harás, mal uso del nombre del Señor, tu Dios, porque no dejará el Señor sin castigo, a quien haga mal uso de su nombre…Honra a tu padre y a tu madre, para que vivas largos años en la tierra... No matarás…” (Éxodo 20, 2-7. 12-17)
Salmo: 18, 8-11
Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna. Que te sean gratas las palabras de mi boca y los anhelos de mi corazón. Haz, Señor, que siempre te busque, pues eres mi refugio y salvación. (Salmo 18, 11)
Segunda Lectura: 1 Corintios 1, 22-25
San Pablo, apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, a los corintios les dice: Hermanos: Los judíos, exigen señales milagrosas y los paganos, piden sabiduría. Pero nosotros, predicamos a Cristo crucificado, que es escándalo para los judíos y locura para los paganos; en cambio, para los llamados, sean judíos o paganos, Cristo es la fuerza y la sabiduría de Dios. (1 Corintios 1, 22-25)
Evangelio: San Juan 2, 13-25
El evangelista San Juan, proclama que, cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús llegó a Jerusalén y encontró en el templo, a los vendedores de bueyes, ovejas, palomas; y a los cambistas, con sus mesas... los echó del templo, a todos... y les dijo: “Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado, la casa de mi Padre”. En ese momento, sus discípulos se acordaron de lo que estaba escrito: “El celo de tu casa, me devora.” Después intervinieron los judíos para preguntarle: ¿Qué señal nos das, de que tienes autoridad, para actuar así? Jesús, les respondió: “Destruyan este templo y en tres días lo reconstruiré”. (Juan 2, 13-19)
Lecturas consultadas en:
Id y enseñad,
La Biblia Latinoamérica,
La Biblia de las Américas y
Nuevo Misal del Vaticano II

Jesús, expulsa del Templo a los vendedores
(Juan 2)
…los echó del templo, a todos... y les dijo: “Quiten todo de aquí y no conviertan en un mercado, la casa de mi Padre”. (Versículos 15-16)
Los diez mandamientos
El Evangelio del tercer domingo de Cuaresma, tiene como tema el templo. Jesús, purifica el antiguo templo, expulsando del mismo, con un látigo de cuerdas, a vendedores y mercaderías; entonces, se presenta a sí mismo, como el nuevo templo de Dios, que los hombres destruirán, pero que Dios, hará resurgir en tres días.

Pero, esta vez, desearía detenerme en la primera lectura, porque contiene un texto importante: el decálogo, los diez mandamientos de Dios. El hombre moderno, no comprende los mandamientos; los toma como prohibiciones arbitrarias de Dios, por límites puestos a su libertad. Pero los mandamientos de Dios, son una manifestación de su amor y de su solicitud paterna, por el hombre. Cuida de practicar, lo que te hará feliz (Deuteronomio 6, 3; 30, 15-19): éste, y no otro, es el objetivo de los mandamientos.
En algunos pasos peligrosos del sendero, que lleva a la cumbre del Sinaí, donde los diez mandamientos, fueron dados por Dios, para evitar que algún distraído o inexperto, se salga del camino y se precipite al vacío, se han colocado señales de peligro, barandillas o se han creado barreras. El objetivo, de los mandamientos, no es diferente a eso. Los mandamientos, se pueden comparar también, a los diques o a una presa. Se sabe, lo que ocurrió en los años cincuenta, cuando el rio Po, en Italia, reventó los diques en Polesine; o lo que sucedió en 1963, cuando cayó la presa de Vajont, también es un lugar de Italia; donde pueblos enteros, quedaron sumergidos por la avalancha de agua y barro. Nosotros mismos, vemos qué pasa en la sociedad, cuando se pisotean sistemáticamente, ciertos mandamientos como el de no matar o no robar...
Jesús, resumió todos los mandamientos, es más, toda la Biblia, en un único mandamiento, el del amor a Dios y al prójimo. De estos dos mandamientos, penden toda la Ley y los Profetas (Mateo 22, 40). Tenía razón San Agustín, al decir: Ama y haz lo que quieras. Porque, si uno ama de verdad, todo lo que haga, será para bien. Incluso, si reprocha y corrige, será por amor, por el bien de otro.
Pero, los diez mandamientos, hay que observarlos en conjunto; no se pueden observar cinco y violar los otros cinco; o incluso, uno solo de ellos. Ciertos hombres de la mafia, honran escrupulosamente a su padre y a su madre; pero se permitirían, desear la mujer del prójimo; y si un hijo suyo blasfema, le reprochan ásperamente; pero no matar, no mentir, no codiciar los bienes ajenos, son tema aparte. Deberíamos examinar nuestra vida, para ver si también nosotros, hacemos algo parecido, esto es, si observamos escrupulosamente, algunos mandamientos y transgredimos alegremente otros, aunque no sean los mismos de los mafiosos.
Deseo, llamar la atención, en particular sobre uno de los mandamientos que, en algunos ambientes, se transgrede con mayor frecuencia: No tomarás el nombre de Dios en vano. En vano, significa sin respeto; o peor, con desprecio, con ira, en resumen, blasfemando. En ciertas regiones o países, hay gente que usa la blasfemia, como una especie de intercalación en sus conversaciones, sin tener en absoluto en cuenta, los sentimientos de quienes escuchan. Además, muchos jóvenes, especialmente si están en compañía, blasfeman repetidamente, con la evidente convicción de impresionar así, a las chicas presentes. Pero un joven, que no tiene más que este medio, para causar impresión en las chicas, quiere decir que está realmente mal. Se emplea mucha diligencia, para convencer a un ser querido, de que deje de fumar, diciendo que el tabaco perjudica la salud ¿Por qué no hacer lo mismo, para convencerle, de que deje de blasfemar?
Adaptación del texto de la homilía del P. Raniero Cantalamessa, ofmcap
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