Nos estorban y nos retrasan… Martes, 17 de agosto 2021 (Reflexión)
- Eduardo Ibáñez García
- 16 ago 2021
- 2 Min. de lectura
Tiempo ordinario II – Ciclo B
Vigésima semana
Martes, 17 de agosto 2021
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo. Amen
Oración:
Señor, concédenos vivir siempre, en el amor y respeto, a tu santo nombre, ya que jamás dejas de proteger, a quienes estableces, en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo... Amén.
Primera lectura: Jueces 6, 11-24
El Señor, se volvió hacia Gedeón y le dijo: “Usa la fuerza que tienes, para ir a salvar a Israel, del poder de los madianitas. Yo soy, el que te envía”. Le respondió Gedeón: Perdón, Señor mío; pero ¿Cómo voy a salvar yo, a Israel? Mi familia, es la más pobre, de la tribu de Manasés; y yo, el más pequeño, de la casa de mi padre. El Señor le respondió: “Yo estaré contigo y tú derrotarás, a todos los madianitas, como si fueran un solo hombre” (Jueces 6, 14-16).
Salmo: 84, 9. 11-14
Escucharé, las palabras del Señor. Escucharé, las palabras del Señor, palabras de paz para su pueblo santo y para los que se convierten de corazón. Está ya cerca, nuestra salvación y la gloria del Señor, habitará en la tierra (Salmo: 84, 9-10).
Evangelio: San Mateo 19, 23-30
El evangelista San Mateo, proclama que, Jesús, dijo a sus discípulos: “Yo les aseguro, que un rico, difícilmente entrará en el Reino de los cielos. Se lo repito: es más fácil, que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico, entre en el Reino de los cielos”. Al oír esto, los discípulos se quedaron asombrados y exclamaron: Entonces ¿Quién, podrá salvarse? Pero Jesús, mirándolos fijamente, les respondió: “Para los hombres, eso es imposible; más para Dios, todo es posible”. (Mateo 19, 23-26).
Lecturas consultadas en:
Id y enseñad,
La Biblia Latinoamérica,
La Biblia de las Américas y
Nuevo Misal del Vaticano II

Nos estorban y nos retrasan…
…en el camino hacia Dios; no sólo los bienes, las alegrías y los placeres de este mundo; sino también las alegrías y las consolaciones espirituales, son en sí mismas, un obstáculo en nuestra marcha, si las recibimos o las buscamos, con un espíritu de propiedad.
No tenga otro deseo, que el de entrar, sólo por amor a Cristo, en el desapego, el vacío y la pobreza, de todo lo que existe en la tierra. No tendrá otras necesidades, más que aquellas, a las que ha sometido su corazón; el pobre de espíritu, nunca será más feliz, que cuando se encuentre en la indigencia; aquel cuyo corazón, no desea nada, es siempre generoso.
Los pobres en el Espíritu (Mateo 5, 3), tienen una gran libertad, en todo lo que poseen. Su placer, es pasar necesidad por amor a Dios y al prójimo.
...No sólo los bienes, las alegrías y los placeres de este mundo, nos estorban y nos retrasan, en el camino hacia Dios; sino también las alegrías y las consolaciones espirituales, son en sí mismas, un obstáculo en nuestra marcha, si las recibimos o las buscamos, con un espíritu de propiedad.
Adaptación del texto de
San Juan de la Cruz (1542-1591)
Carmelita descalzo, doctor de la Iglesia
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