¡Nuestra harina, será Dios! Lunes, 8 de marzo 2021 (Reflexión)
- Eduardo Ibáñez García
- 7 mar 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 7 mar 2021
Tiempo de Cuaresma – Ciclo B
Tercera semana
Lunes 8 de marzo – 2021
Primera lectura: 2 Reyes 5, 1-15
Naamán, era un general del ejército del rey sirio… pero estaba enfermo de lepra… una muchacha de Israel, que era criada de la mujer de Naamán, le dijo a su señora: Ojalá mi señor, fuera a ver al profeta de Samaría: él lo libraría, de su enfermedad... El profeta Eliseo, le envió un mensaje al rey de Israel: Que venga a mí y verá que hay un profeta en Israel... Naamán se detuvo ante la puerta de Eliseo. Y Eliseo le mandó a decir: Ve a bañarte, siete veces en el Jordán; y tu carne, quedará limpia... Entonces, Naamán bajó al Jordán y se bañó siete veces, como había ordenado el profeta; y su carne, quedó limpia, como la de un niño. Volvió con su comitiva y se presentó al profeta, diciendo: Ahora reconozco, que no hay dios en toda la tierra, más que el de Israel. (2 Reyes 5, 1-15)
Salmo: 41, 2-3. 42, 3-4
Estoy sediento, del Dios, que da la vida. Del Dios, que da la vida, está mi ser sediento. ¿Cuándo será posible, ver de nuevo su templo? (Salmo: 41, 3)
Evangelio: San Lucas 4, 24-30
El evangelista San Lucas, proclama que, Jesús llegó a Nazaret, entró a la sinagoga y dijo al pueblo: “Yo les aseguro, que nadie es profeta en su tierra. Había, ciertamente en Israel, muchas viudas en los tiempos de Elías, cuando faltó la lluvia durante tres años y medio; y hubo un hambre terrible, en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda que vivía en Sarepta, ciudad de Sidón. Había muchos leprosos en Israel, en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, que era de Siria”. (Lucas 4, 24-27)
Lecturas consultadas en:
Id y enseñad,
La Biblia Latinoamérica,
La Biblia de las Américas y
Nuevo Misal del Vaticano II

¡Nuestra harina, será Dios!
Así como la harina de la mujer viuda, no se acabó durante aquellos días, Dios, no nos faltará, durante toda la eternidad... Siembra con confianza y tu cosecha llegará sin duda. Llegará más tarde, pero cuando llegue, cosecharás sin fin.
La viuda sin recursos, ha salido a recoger leña, para cocer un pan, cuando sale a su encuentro Elías. Esta mujer, es la imagen de la Iglesia. Porque la cruz, se forma de dos pedazos de leña; la mujer, que estaba a punto de morir, salió a buscarse la vida eterna. Hay aquí, un misterio escondido... Elías le dice: Anda, dame de comer a mí antes de proveer tu pobreza y tus recursos no se agotarán ¡Dichosa pobreza! Si, la viuda recibió aquí en la tierra, esta recompensa ¡qué recompensa podrá esperar, para la otra vida!
Quiero insistir, en este pensamiento. No pensemos, recoger el fruto de nuestra semilla, en este tiempo presente. Aquí sembramos con lágrimas, lo que será la cosecha de nuestras buenas obras. Más tarde recogeremos, el fruto con alegría, según está escrito: Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares. Iban llorando al llevar la semilla, vuelven cantando trayendo sus gavillas (Salmo 125, 6). El gesto de Elías, para con esta mujer, era efectivamente, un símbolo y no su recompensa. Porque, la paga que recibió la pobre viuda aquí abajo, por haber alimentado al hombre de Dios, hubiera sido una pobre semilla, con unos frutos bien mezquinos. Sólo recibió, un bien temporal: harina que no se gastaba, aceite que no se agotaba, hasta el día que el Señor, hizo llover sobre la tierra. Este signo que Dios le concedió, por unos pocos días, era pues, el símbolo de la vida futura, donde nuestra recompensa, no se agotará nunca.
¡Nuestra harina, será Dios! Así como la harina de esta mujer, no se acabó durante aquellos días, Dios no nos faltará durante toda la eternidad... Siembra con confianza y tu cosecha llegará sin duda. Llegará más tarde, pero cuando llegue cosecharás sin fin.
Adaptación del texto de San Agustín (354-430)
Obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia

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