¡Oh, madre mía! Lunes, 31 de mayo 2021 (Reflexión)
- Eduardo Ibáñez García
- 30 may 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 31 may 2021
Tiempo ordinario II – Ciclo B
Novena semana
Lunes, 31 de mayo 2021 – Fiesta, de la Visitación de la Santísima Virgen María
Primera lectura: Sofonías 3, 14-18
El profeta Sofonías, dice: Canta, hija de Sión, da gritos de júbilo, Israel, gózate y regocíjate de todo corazón, Jerusalén. El Señor, ha levantado su sentencia contra ti, ha expulsado, a todos tus enemigos. El Señor, será el rey de Israel, en medio de ti y ya no temerás, ningún mal. (Sofonías 3, 14-15)
Salmo: Isaías 12, 2-6
El Señor, ha hecho maravillas, con nosotros. Den gracias al Señor, invoquen su nombre, cuenten a los pueblos sus hazañas, proclamen que su nombre es sublime. (Salmo: Isaías 12, 4)
Evangelio: San Lucas 1, 39-56
El evangelista San Lucas, proclama que, María, se encaminó presurosa, a un pueblo de las montañas de Judea; y, entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó, el saludo de María, la creatura saltó en su seno. Entonces Isabel, quedó llena del Espíritu Santo; y, levantando la voz, exclamó: ¡Bendita tú, entre las mujeres y bendito el fruto, de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor, venga a verme? Apenas llegó, tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo, en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá, cuanto te fue anunciado, de parte del Señor. (Lucas 1, 39-45)
Lecturas consultadas en:
Id y enseñad,
La Biblia Latinoamérica,
La Biblia de las Américas y
Nuevo Misal del Vaticano II


Nada se sabía, de la Madre de Jesús. Vivía, en Nazaret. Oculta, a los ojos de los hombres, pero no a los ojos de Dios. Más adelante, contará Ella misma, los hechos que la llevan a la maternidad; y a descubrir, su vocación y su misión, en la vida y en los planes de Dios. Hasta la anunciación, del arcángel Gabriel, María de Nazaret, era una mujer israelita, perfectamente desconocida. Su vida, trasciende la historia, por el libre y amoroso cumplimiento de la misión, que le fue asignada, desde la eternidad y que Ella, conoció a través del arcángel.
¡Oh, madre mía!
Haz que seamos fieles a nuestra misión, a nuestra bellísima misión, que realizamos fielmente, en medio de estas pobres almas, sumergidas en la sombra de la muerte (Lucas 1, 79) y que tu misericordia nos acompañe, divino Jesús.
María mi madre, hoy es a la vez, una de tus fiestas y una de las fiestas de Jesús; así como la Purificación es, sobre todo, la Presentación de Jesús; la Visitación, es una de tus dulces fiestas, pero es más todavía, la fiesta de nuestro Señor, porque es Él, quien actúa en ti y por ti.
La Visitación es, la caridad de Cristo, que nos apremia (2 Corintios 5, 14), es Jesús quien, en cuanto ha entrado en ti, tiene sed de hacer a otros santos y felices. Por la Anunciación, se manifestó y se entregó a ti, maravillosamente te santificó. Esto, no basta para Él; su amor hacia los hombres, quiere en seguida manifestarse y consagrarse por ti a otros, quiere santificar a otros; y se hace llevar por ti, a casa de san Juan Bautista...
Lo que va a hacer, la Santísima Virgen en la Visitación, no es una visita a su prima, para consolarse y edificarse mutuamente, recitando las maravillas de Dios en ellas; tampoco es, una visita de caridad material, para ayudar a su prima, en los últimos meses de su embarazo. Es, mucho más que eso; se va, para santificar a san Juan, para anunciarle la buena noticia... no por sus palabras, sino llevando en silencio, a Jesús cerca de él...
Así hacen los religiosos y las religiosas, consagrados a la contemplación, en los países de misión... ¡Oh, madre mía! haz que seamos fieles a nuestra misión, a nuestra bellísima misión, que realizamos fielmente, en medio de estas pobres almas, sumergidas en la sombra de la muerte (Lucas 1, 79) y que tu misericordia nos acompañe, divino Jesús.
Adaptación del texto del
Beato Carlos de Foucauld (1858-1916)
Ermitaño y misionero en el Sahara
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