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Para los cristianos, que viven en el mundo. Jueves, 29 de julio 2021 (Reflexión)

  • Eduardo Ibáñez García
  • 28 jul 2021
  • 3 Min. de lectura

Tiempo ordinario II – Ciclo B

Decimoséptima semana

Jueves, 29 de julio 2021 Memoria de, Santa Marta, hermana de María y Lázaro


En el nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo. Amen


Oración:

Dios todopoderoso y eterno, cuyo Hijo, aceptó hospedarse en la casa de Santa Marta, concédenos, por su intercesión que, sirviendo fielmente a Cristo, en nuestros hermanos, merezcamos ser recibidos por ti, en la mansión del cielo.

Por nuestro Señor Jesucristo... Amén.

  • Primera lectura: 1 Juan 4, 7-16

El apóstol San Juan, dice, Queridos hermanos: si Dios, nos amó de esta manera, también nosotros, debemos amarnos los unos a los otros. A Dios, nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos, unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. En esto, conocemos, que permanecemos en él y él, en nosotros: en que nos ha dado, de su Espíritu. (1 Juan 4, 11-13).

  • Salmo: 33, 2-11

Bendigamos al Señor, a todas horas. Bendeciré al Señor, a todas horas; no cesará mi boca, de alabarlo. Yo, me siento orgulloso del Señor; que se alegre su pueblo, al escucharlo. (Salmo: 33, 2-3).

  • Evangelio: San Juan 11, 19-27

El evangelista San Juan, proclama que, muchos judíos, habían ido a ver a Marta y a María, para consolarlas, por la muerte de su hermano Lázaro. Apenas oyó Marta, que Jesús llegaba, salió a su encuentro. Le dijo Marta a Jesús: Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora, estoy segura de que Dios, te concederá cuanto le pidas... Jesús le dijo: “Yo soy, la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel, que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees tú, esto? Ella, le contestó: Sí, Señor. Creo firmemente, que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo (Juan 11, 31-33).


Lecturas consultadas en:


Id y enseñad,

La Biblia Latinoamérica,

La Biblia de las Américas y

Nuevo Misal del Vaticano II

 

En Betania, un pueblecito cercano a Jerusalén, vivía una familia, de la cual dice el Evangelio, una elegía hermosísima: Jesús, amaba a Marta, a María y a su hermano Lázaro. Difícil encontrar, un detalle más simpático, acerca de alguna familia: eran, muy amados por Jesús.



 

Para los cristianos, que viven en el mundo


Es necesario, que se ayuden unos a otros, con santas amistades; mediante ella se ayudan, se sostienen, se acompañan mutuamente, hacia el bien. Nadie podrá negar, que Nuestro Señor, haya amado, con una amistad del todo dulce y del todo especial, a San Juan, a Lázaro, a Santa Marta y a Santa María Magdalena.

 

Amen a todo el mundo, con un amor grande de caridad; pero, no tengan trato de amistad, más que, con los que pueden intercambiar cosas buenas... Si intercambian, en el terreno del conocimiento, ciertamente que, vuestra amistad es laudable; más aún, si comparten con ellos, en el terreno de la prudencia, de la discreción, de la fuerza y de la justicia.

Pero, si vuestra relación, está fundada sobre la caridad, la devoción y la perfección cristiana, Dios mío ¡Qué preciosa será, vuestra amistad! Será excelente, porque viene de Dios; excelente, porque tiende a Dios; excelente, porque Dios es su lazo de unión; porque durará, eternamente en Dios. ¡Qué bueno es amar, sobre la tierra, como se ama en el cielo! Aprender, a amarse en este mundo, tal como lo haremos eternamente, en el otro.

Yo no hablo aquí, del simple amor de caridad; porque éste, se debe a todos los hombres; sino que, hablo de la amistad espiritual, mediante la cual dos o tres o muchos, comulgan en la vida espiritual y se hacen, un solo espíritu entre ellos. Es con todo derecho, que estas almas dichosas, pueden cantar: ¡Vean, qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos! (Salmo 132, 1).

Me parece, que todas las demás amistades, no son otra cosa, que la sombra de ésta... Para los cristianos, que viven en el mundo, es necesario, que se ayuden unos a otros, con santas amistades; mediante ella se ayudan, se sostienen, se acompañan mutuamente, hacia el bien... Nadie podrá negar, que Nuestro Señor, haya amado, con una amistad del todo dulce y del todo especial, a San Juan, a Lázaro, a Marta y a Magdalena; porque la Escritura, da testimonio de ello.


Adaptación del texto de

San Francisco de Sales (1567-1622)

Obispo de Ginebra y doctor de la Iglesia

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