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Por esa caridad, pura e ilimitada de Dios. Lunes, 17 de mayo 2021 (Reflexión)

  • Eduardo Ibáñez García
  • 16 may 2021
  • 3 Min. de lectura

Tiempo de Pascua – Ciclo B

Séptima semana

Lunes, 17 de mayo 2021

  • Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 19, 1-8

San Lucas, nos dice que, Pablo, atravesó las regiones altas de Galacia y Frigia y bajó a Efeso. Encontró allí a unos discípulos y les preguntó: ¿Han recibido el Espíritu Santo, cuando abrazaron la fe? Ellos respondieron: Ni siquiera, hemos oído decir, que exista el Espíritu Santo. Pablo replicó: Entonces, ¿Qué bautismo, han recibido? Ellos respondieron: El bautismo de Juan. Pablo les dijo: Juan, bautizó con un bautismo de arrepentimiento, pero advirtiendo al pueblo, que debían creer en aquel, que vendría después de él, esto es, en Jesús. Al oír esto, los discípulos fueron bautizados, en el nombre del Señor Jesús; Pablo, les impuso las manos y descendió el Espíritu Santo… (Hechos 19, 1-6)

  • Salmo: 67, 2-7

Cantemos a Dios un canto de alabanza. Aleluya. Ante el Señor, su Dios, gocen los justos y salten de alegría. Entonen alabanzas, a su nombre. En honor del Señor, toquen la cítara. (Salmo: 67, 4-5)

  • Evangelio: San Juan 16, 29-33

El evangelista San Juan, proclama que, sus discípulos, le dijeron a Jesús: Ahora sí, nos estás hablando claro y no en parábolas. Ahora sí, estamos convencidos, de que lo sabes todo y no necesitas, que nadie te pregunte. Por eso, creemos que has venido de Dios. Les contestó, Jesús: “¿De verdad, creen? Pues miren, que viene la hora, más aún, ya llegó, en que se van a dispersar, cada uno por su lado y me dejarán solo. Sin embargo, no estaré solo, porque el Padre está conmigo. Les he dicho estas cosas, para que tengan paz en mí. En el mundo, tendrán tribulaciones; pero tengan valor, porque yo he vencido al mundo”. (Juan 16, 29-33)


Lecturas consultadas en:


Id y enseñad,

La Biblia Latinoamérica,

La Biblia de las Américas y

Nuevo Misal del Vaticano II


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Por esa caridad, pura e ilimitada de Dios


Nos dio al Verbo, su Hijo único; y el Hijo de Dios, olvidándose de sí mismo, para cumplir esa bondadosa voluntad, se hace mediador entre Dios y el hombre; y, con el amor y la paz, da fin, a ese gran rompimiento, entre el Padre y el hombre.

Dios, creó al hombre a su imagen y semejanza, únicamente, para que goce de Él, en la vida eterna. Con la rebelión del hombre, contra Dios, el camino fue roto. La bondadosa voluntad de Dios, por la que creó al hombre, entonces, no se podía cumplir, ya que fue creado, para poseer vida eterna.


Dios, urgido por esa caridad pura e ilimitada, por la que nos creó, para realizar su voluntad en nosotros, nos dio al Verbo, su Hijo único. El Hijo de Dios, olvidándose de sí mismo, para cumplir esa bondadosa voluntad, se hace mediador entre Dios y el hombre; y con la paz, da fin a esa gran guerra. Porque la humildad triunfó, sobre el orgullo del mundo. Por eso dijo: Alégrense, he vencido al mundo, es decir, al orgullo del hombre. No hay nadie, por más orgulloso e impaciente que sea, que no pueda llegar a ser humilde y manso, al considerar tan gran abajamiento y amor, viendo a Dios abajado hasta nosotros.


Por eso, los santos y los verdaderos servidores de Dios, asumiendo la bondad divina, se han humillado siempre, proporcionándole toda la alabanza y gloria a Dios. Viendo su propia nada, reconocen que todo lo que tienen, viene de su bondad. Quien se conoce, se humilla. No levanta rígidamente la cabeza, cayendo en el orgullo, sino que se abaja y reconoce la bondad de Dios, que actúa en él.


Adaptación del texto de Santa Catalina de Siena (1347-1380)

Terciaria dominica, doctora de la Iglesia, copatrona de Europa


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