¡Que el Señor, se vuelva y nos reprenda! Martes, 28 de septiembre 2021 (Reflexión)
- Eduardo Ibáñez García
- 27 sept 2021
- 2 Min. de lectura
Tiempo ordinario II – Ciclo B
Vigesimosexta semana
Martes, 28 de septiembre 2021
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo. Amen
Oración:
Dios todopoderoso y eterno, aumenta en nosotros la fe, la esperanza y la caridad; y para, que merezcamos alcanzar, lo que nos prometes; concédenos, amar lo que nos mandas. Por nuestro Señor Jesucristo... Amén.
Primera lectura: Zacarías 8, 20-23
El profeta Zacarías, proclama que, esto dice el Señor, de los ejércitos: “Vendrán pueblos y habitantes de muchas ciudades. Y los habitantes de una ciudad, irán a ver a los de la otra y les dirán: Vayamos a orar ante el Señor y a implorar la ayuda del Señor de los ejércitos. Yo también, voy. Y vendrán numerosos pueblos y naciones poderosas, a orar ante el Señor, Dios en Jerusalén y a implorar su protección” (Zacarías 8, 20-22).
Salmo: 86, 1-7
Dios está, con nosotros. Y de ti, Jerusalén, afirmarán: Todos los pueblos han nacido en ti y el Altísimo es tu fortaleza (Salmo: 86, 5).
Evangelio: San Lucas 9, 51-56
El evangelista San Lucas, proclama que, cuando ya se acercaba el tiempo, en que tenía que salir de este mundo, Jesús, tomó la firme determinación, de emprender el viaje a Jerusalén. Envió mensajeros por delante y ellos, fueron a una aldea de Samaria, para conseguirle alojamiento; pero los samaritanos, no quisieron recibirlo, porque supieron, que iba a Jerusalén (Lucas 9, 51-53).
Lecturas consultadas en:
Id y enseñad,
La Biblia Latinoamérica,
La Biblia de las Américas y
Nuevo Misal del Vaticano II

¡Que el Señor, se vuelva y nos reprenda!
Es hora, de derribar los muros, del miedo a los extraños, para dejarnos conmover y acogerlo, como actitud, en dirección hacia las fronteras, que impiden reconocer la pertenencia para todos, de la Creación de Dios. Quizás, únicamente aquel, que soporta la experiencia de la privación de la casa, puede ofrecer la hospitalidad.
En su libro, Hospitalidad, Jacques Derrida, expresó lo siguiente: Quizás, únicamente aquel, que soporta la experiencia de la privación de la casa, puede ofrecer la hospitalidad; expresión susceptible, de reactualizar el sentido del Evangelio, que leemos hoy.
El nomadismo liberador de Jesús, no es el de un turista, seducido por la publicidad, de algunas manifestaciones socioculturales; sino que, con su práctica del éxodo, pretende habitar, las vidas paralizadas, por la violencia étnico-territorial; y hacer habitables de misericordia, a las personas y escenarios, que acojan el proyecto de Dios.
En tiempos de movilidad y seguridad humana, a escala global, en el que se buscan, formas de vida no hostiles, sino de hospitalidad, de ese gesto milenario, pero muchas veces olvidado, que significa recibir al otro, dejándolo venir con sus dones y sus carencias; aceptándolo, en su condición de ser otro; no podemos, seguir viendo al extranjero, como una amenaza…
¡Que el Señor, se vuelva y nos reprenda! Es hora, de derribar los muros, del miedo a los extraños, para dejarnos conmover y acogerlo, como actitud, en dirección hacia las fronteras, que impiden reconocer la pertenencia para todos, de la Creación de Dios.
Adaptación del texto de
Servicio Bíblico Latinoamericano
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