Que la fuerza, de la Palabra. Martes, 10 de agosto 2021 (Reflexión)
- Eduardo Ibáñez García
- 9 ago 2021
- 3 Min. de lectura
Tiempo Ordinario – Ciclo B
Decimonovena semana
Martes, 10 de agosto 2021 – Fiesta de, San Lorenzo
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo. Amen
Oración:
Dios nuestro, por cuyo ardiente amor, resplandeció San Lorenzo, en la fidelidad de tu servicio y en la gloria del martirio, haz que amemos, lo que él amó y pongamos por obra, lo que él enseñó. Por nuestro Señor Jesucristo... Amén.
San Pablo, apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, a los corintios les dice: Hermanos, como dice la Escritura: Repartió, a manos llenas a los pobres; su justicia permanece eternamente. Dios, que proporciona la semilla al sembrador y le da pan para comer, les proporcionará a ustedes, una cosecha abundante y multiplicará los frutos de su justicia (2 Corintios 9, 9-10).
Salmo: 111, 1-2. 5-9
Dichoso el hombre honrado, que se compadece y presta. Quienes, compadecidos, prestan y llevan su negocio honradamente, jamás se desviarán; vivirá su recuerdo, para siempre (Salmo: 111, 5-6)
Evangelio: San Juan 12, 24-26
El evangelista San Juan 12, proclama que, Jesús, dijo a sus discípulos: “Yo les aseguro, que si el grano de trigo sembrado en la tierra, no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve, será honrado por mi Padre” (Juan 12, 24-26)
Lecturas consultadas en:
Id y enseñad,
La Biblia Latinoamérica,
La Biblia de las Américas y
Nuevo Misal del Vaticano II


San Lorenzo
Fue, uno de los siete diáconos regionarios de Roma, encargado de administrar, los bienes de la Iglesia y el cuidado de los pobres. Fue, martirizado durante la persecución de Valeriano, muriendo en el fuego, el 10 de agosto del 258.
Que la fuerza, de la Palabra
Y el ejemplo de la vida de San Lorenzo, nos despierte, hacia una nueva solidaridad, especialmente, en este tiempo en que, se nos exige mirar la vida de aquellos, que padecen las consecuencias de la pandemia. Que nuestra vida sea, una entrega que genere muchos frutos, para los demás.
La fiesta del mártir San Lorenzo, nos propone lecturas, que hablan de la semilla, del grano frágil, que lleva en su seno la energía y la potencia de la vida; El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; el que siembra abundantemente, abundantemente cosechará(2 Corintios 9, 6); Si el grano de trigo, no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto (Juan 12, 24).
¿Qué nos sugiere, esta imagen de la semilla? Una vida, que se aferra a sí misma, que no se hace donación, que no se hace alimento y aliento a los demás; es una vida estéril de sentido, aunque lleve dentro, la potencia de la vida por desabrocharse y fructificar. En otra ocasión, Jesús, cuenta la parábola de un hombre, que derribó sus graneros y construyó otros mayores, para guardar el trigo y sus bienes (Lucas 12, 18); y nos muestra, que una conducta así, es incompatible con su mensaje.
No es extraño, que alguien que hizo de su vida, una constante donación, pudiera decir, si el grano de trigo no muere… Con este ejemplo, de la creación (el grano de trigo que cae y muere), nos está indicando, el misterio de la nueva creación (la entrega de su vida en la cruz, que genera nueva vida a la humanidad). Es, desde esta realidad de donación, donde la vida surge, con toda su potencialidad. Con esta imagen, Jesús, nos está diciendo: Si quieres saber, quién soy yo ¡mira la cruz!
El grano de trigo, no muestra su fuerza, cuando está intacto, en la mano del agricultor o guardado en un granero. Solamente, cuando la semilla cae en la tierra y muere; entonces, podrá producir mucho fruto. Así es nuestra vida, cuando vivimos, solamente, para conquistar nuestros proyectos personales; cuando ponemos todo, en función de nuestros intereses egoístas, sin pensar en los demás; es una vida llena de cosas, pero no de sentido. En el fondo, será una vida estéril, sin frutos.
La vida del diácono San Lorenzo, nos muestra cómo tiene que ser, una vida entregada a Dios y a los demás; según cuenta la tradición, cuando el papa Sixto, era llevado al martirio, da el encargo a San Lorenzo, de distribuir a los pobres, los tesoros que tenía. El prefecto Cornelio Secular, al saber de los tesoros de la Iglesia, intimida a San Lorenzo, para que le entregue estos tesoros en tres días. San Lorenzo, siguiendo las instrucciones del papa, distribuyó todos los fondos que conservaba, con los pobres de Roma. Llegado el momento, de presentar los tesoros de la Iglesia, San Lorenzo mostró al prefecto, todos los pobres mantenidos por la Iglesia. Por eso fue martirizado, entregando su vida.
Adaptación del texto de
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