La Buena Nueva, que trae vida digna y abundante. Martes, 26 de enero 2021 - (Reflexión)
- Eduardo Ibáñez García
- 25 ene 2021
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 31 ene 2021
Tiempo Ordinario I – Ciclo B
Tercera semana - Memoria de San Timoteo y San Tito
Martes 26 de enero – 2021
Primera lectura: 2 Timoteo 1, 1-8
San Pablo, apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, conforme a la promesa de vida que hay en Cristo Jesús, a Timoteo le digo: Hijo querido, te deseo la gracia, la misericordia y la paz de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro. Cuando de noche y de día te recuerdo en mis oraciones, le doy gracias a Dios, a quien sirvo con una conciencia pura, como lo aprendí de mis antepasados. No puedo olvidar tus lágrimas al despedirnos y anhelo volver a verte, para llenarme de alegría, pues recuerdo tu fe sincera… (2 Timoteo 1, 1-5)
Salmo: 95, 1-3. 7-8. 10
Cantemos, la grandeza del Señor. Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los pueblos; de nación en nación, sus maravillas. (Salmo 95, 2-3)
Evangelio: San Lucas 10, 1-9
El evangelista San Lucas, proclama que, el Señor, designó a otros setenta y dos y los envió de dos en dos, para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios, adonde él debía ir. Y les dijo: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados, que envíe trabajadores para la cosecha”. (Lucas 10, 1-2)
Lecturas consultadas en:
Id y enseñad,
La Biblia Latinoamérica,
La Biblia de las Américas y
Nuevo Misal del Vaticano II


San Timoteo, fue discípulo amado de San Pablo; desde joven, se entregó al estudio de la Sagrada Escritura y cuando San Pablo, se hallaba predicando de la región de Licaonia, los cristianos le hicieron tales alabanzas de San Timoteo, que San Pablo lo tomó como apóstol, para remplazar a Bernabé. San Pablo le confió, la predicación a los cristianos de Tesalónica, quienes sufrían una cruel persecución. Fue elegido obispo, según parece, por especial inspiración del Espíritu Santo y cuando San Pablo regresó de Roma, dejó a San Timoteo al frente de la Iglesia de Efeso, para acabar con los falsos maestros y ordenar sacerdotes y diáconos. Murió apedreado y apaleado por los paganos, en la fiesta llamada Katagogia, al manifestar su oposición a sus ceremonias.
San Tito, aparece en las cartas de San Pablo, a quien acompañó al Concilio de Jerusalén. Después de predicar en varias ciudades, San Pablo lo consagró Obispo de la Isla de Creta. Es cierta esta afirmación, y quiero que en esto te mantengas firme, para que los que creen en Dios traten de sobresalir en la práctica de las buenas obras. Esto es bueno y provechoso para los hombres, le recomendó San Pablo a Tito (Tito 3, 8).
La Buena Nueva, que trae vida digna y abundante
Es decir que, para los hijos de Dios, ha empezado un orden nuevo, en el que la vida humana y toda la creación, alcanzan su máxima dignidad.
Cristo Señor, Hijo de Dios vivo, que vino a salvar del pecado a su pueblo y a santificar a todos los hombres, como Él fue enviado por el Padre, así también envió a sus Apóstoles (Juan 20, 21), a quienes santificó, comunicándoles el Espíritu Santo, para que también ellos, glorificaran al Padre sobre la tierra y salvaran a los hombres, para la edificación del Cuerpo de Cristo (Efesios, 4, 12), que es la Iglesia. En esta Iglesia de Cristo, el Romano Pontífice, como sucesor de Pedro, a quien confió Cristo, el apacentar sus ovejas y sus corderos (Juan 21, 15), goza por institución divina de potestad suprema, plena, inmediata y universal, para el cuidado de las almas...
Pero también los Obispos, por su parte, puestos por el Espíritu Santo, ocupan el lugar de los Apóstoles como pastores de las almas; y juntamente, con el Sumo Pontífice y bajo su autoridad, son enviados, a actualizar perennemente la obra de Cristo, Pastor eterno.
Ahora bien, Cristo dio a los Apóstoles y a sus sucesores, el mandato y el poder de enseñar, a todas las gentes y de santificar a los hombres, en la verdad y de apacentarlos. Por consiguiente, los Obispos, por el Espíritu Santo que se les ha dado, han sido constituidos verdaderos y auténticos maestros de la fe, pontífices y pastores...
Los Obispos, como legítimos sucesores de los Apóstoles y miembros del Colegio Episcopal, reconózcanse siempre unidos entre sí y muestren que son solícitos por todas las Iglesias, porque por institución de Dios y exigencias del ministerio apostólico, cada uno debe ser fiador de la Iglesia, juntamente con los demás Obispos. Sientan, sobre todo, interés por las regiones del mundo, en que todavía no se ha anunciado la palabra de Dios y por aquellas en que, por el escaso número de sacerdotes, los fieles están en peligro, de apartarse de los mandamientos de la vida cristiana e incluso de perder la fe. Por lo cual pongan todo su empeño, en que los fieles sostengan y promuevan, con ardor las obras de evangelización y apostolado.
Adaptación del texto del Concilio Vaticano II
Decreto, sobre el ministerio pastoral de los Obispos Christus Dominus, 1-2,6

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