La fe. Miércoles, 30 de diciembre 2020 – (Reflexión)
- Eduardo Ibáñez García
- 29 dic 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 18 abr 2021
Tiempo de Navidad – Ciclo B
Octava de Navidad – Dia VI
Miércoles, 30 de diciembre 2020
Primera lectura: 1 Juan 2, 12-17
San Juan, apóstol de Jesucristo, nos dice, les escribo a ustedes, porque han sido perdonados sus pecados en el nombre de Jesús. Porque, todo lo que hay en el mundo, las pasiones desordenadas del hombre, las curiosidades malsanas y la arrogancia del dinero, no vienen del Padre, sino del mundo. El mundo pasa y sus pasiones desordenadas también. Pero el que hace la voluntad de Dios, tiene vida eterna. (1 Juan 2, 12. 16-17)
Salmo: 95, 7-10
Alaben al Señor, todos los pueblos. Alaben al Señor, pueblos del orbe; reconozcan su gloria y su poder; y tribútenle, honores a su nombre. (Salmo: 95, 7)
Evangelio: San Lucas 2, 36-40
El evangelista San Lucas, proclama que, había una profetisa, Ana… No se apartaba del templo, ni de día, ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Cuando José y María entraban en el templo, para la presentación del niño, se acercó Ana, dando gracias a Dios y hablando del niño, a todos los que aguardaban la liberación de Israel. (Lucas 2, 36-38)
Lecturas consultadas en:
Id y enseñad,
La Biblia Latinoamérica,
La Biblia de las Américas y
Nuevo Misal del Vaticano II

La fe
No sólo se presenta como un camino, sino también como una edificación, como la preparación de un lugar, en el que, el hombre pueda convivir con los demás… Si, el hombre de fe, se apoya en el Dios del Amén, en el Dios fiel. (Isaías 65, 16).
Dios, prepara una ciudad para ellos (Hebreos 11,16): fe y bien común. Al presentar la historia de los patriarcas y de los justos del Antiguo Testamento, la Carta a los Hebreos pone de relieve, un aspecto esencial de su fe.
La fe, no sólo se presenta como un camino, sino también como una edificación, como la preparación de un lugar, en el que, el hombre pueda convivir con los demás… Si el hombre de fe, se apoya en el Dios del Amén, en el Dios fiel (Isaías 65, 16), y así adquiere solidez, podemos añadir que la solidez de la fe, se atribuye también a la ciudad, que Dios está preparando para el hombre.
La fe, revela hasta qué punto, pueden ser sólidos los vínculos humanos, cuando Dios se hace presente en medio de ellos. No se trata sólo de una solidez interior, una convicción firme del creyente; la fe ilumina también las relaciones humanas, porque nace del amor y sigue la dinámica del amor de Dios. El Dios digno de fe, construye para los hombres, una ciudad fiable.
Precisamente, por su conexión con el amor (Gálatas 5, 6); la luz de la fe se pone, al servicio concreto de la justicia, del derecho y de la paz. La fe, nace del encuentro con el amor originario de Dios, en el que se manifiesta el sentido y la bondad, de nuestra vida... La luz de la fe permite, valorar la riqueza de las relaciones humanas, su capacidad de mantenerse, de ser fiables, de enriquecer la vida común. La fe, no aparta del mundo, ni es ajena, a los afanes concretos de los hombres de nuestro tiempo.
Sin un amor fiable, nada podría mantener, verdaderamente unidos a los hombres. La unidad entre ellos, se podría concebir, sólo como fundada en la utilidad, en la suma de intereses, en el miedo; pero no en la bondad de vivir juntos, ni en la alegría, que la sola presencia del otro puede suscitar… Sí, la fe, es un bien para todos, es un bien común; su luz no luce sólo dentro de la Iglesia, ni sirve únicamente, para construir una ciudad eterna en el más allá; nos ayuda a edificar nuestras sociedades, para que avancen hacia el futuro, con esperanza.
Adaptación del texto del Papa Francisco
Encíclica Lumen fidei

Comentarios