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Señor, eres mi total Confianza. Viernes, 29 de enero 2021 - (Reflexión)

  • Eduardo Ibáñez García
  • 28 ene 2021
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 31 ene 2021

Tiempo Ordinario I – Ciclo B

Tercera semana

Viernes 29 de enero – 2021

  • Primera lectura: Hebreos 10, 32-39

San Pablo, apóstol de Jesucristo, les dice a los hebreos: Recuerden aquellos primeros días en que, recién iluminados por el bautismo, tuvieron ustedes que afrontar duros y dolorosos combates. Unas veces compartieron los sufrimientos de los hermanos que eran maltratados, se compadecieron de los que estaban en la cárcel y aceptaron con alegría que los despojaran de sus propios bienes, sabiendo ustedes que están en posesión de otros, mejores y perdurables. Por lo tanto, no pierdan la confianza, pues la recompensa es grande. Lo que ahora necesitan es la perseverancia, para que, cumpliendo la voluntad de Dios, alcancen lo prometido. (Hebreos 10, 32-36)

  • Salmo: 36, 3-6. 23-24. 39-40

La salvación del justo, es el Señor. La salvación del justo, es el Señor; en la tribulación, él es su amparo. A quien en él confía, Dios lo salva de los hombres malvados. (Salmo: 36, 39-40)

  • Evangelio: San Marcos 4, 26-34

El evangelista San Marcos, proclama que, Jesús, dijo a la multitud: “El Reino de Dios se parece, a lo que sucede, cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días; y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por si sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha” (Marcos 4, 26-29)

Lecturas consultadas en:


Id y enseñad,

La Biblia Latinoamérica,

La Biblia de las Américas y

Nuevo Misal del Vaticano II



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Señor, eres mi total Confianza


Eres, mi misma confianza. Esta confianza, no engaña jamás. ¿Quién confió en el Señor y quedó confundido? (Eclesiástico 2, 11-17).

Mi Dios, estoy tan persuadido, que velas sobre los que en tí esperan, que nada nos puede faltar, cuando esperamos todo de tí. Por eso, he resuelto vivir en el futuro, sin ninguna preocupación y descargar sobre tí todas mis inquietudes: Me acuesto en paz y en seguida me duermo, porque sólo tú, Señor, aseguras mi descanso (Salmo 4, 9).


Los hombres, pueden ser despojados de bienes y del honor, las enfermedades pueden sacarme las fuerzas y los medios para servirte, hasta puedo perder la gracia por el pecado. Pero jamás, perderé mi esperanza. La conservaré, hasta el último instante de mi vida.


Todos los demonios harán en ese momento, vanos esfuerzos para arrancármela, pero yo me acuesto en paz y en seguida me duermo. Otros pueden esperar, la felicidad de sus riquezas o de sus talentos. O se apoyan, sobre la inocencia de sus vidas, el rigor de sus penitencias, la magnitud de su limosna o el fervor de sus oraciones. Pero sólo tú, Señor, aseguras mi descanso. Señor, mi total Confianza, eres mi misma confianza. Esta confianza no engaña jamás. ¿Quién confió en el Señor y quedó confundido? (Eclesiástico 2, 11-17)


Adaptación del texto de San Claudio de la Colombière (1641-1682)

Jesuita

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