Todo el género humano. Martes, 2 de febrero 2021 - (Reflexión)

Tiempo Ordinario I – Ciclo B

Cuarta semana - Fiesta de la Presentación del Señor

Martes 2 de febrero – 2021

• Primera lectura: Malaquías 3, 1-4

El profeta Malaquías, proclama que esto dice, el Señor: “He aquí, que yo envío a mi mensajero. El preparará, el camino delante de mí. De improviso, entrará en el santuario el Señor, a quien ustedes buscan, el mensajero de la alianza a quien ustedes desean”. (Malaquías 3, 1)

• Salmo: 23, 7-10

El Señor, es el rey de la gloria. Y ¿Quién es, el rey de la gloria? El Señor, Dios de los ejércitos, es el rey de la gloria. (Salmo 23, 10)

• Evangelio: San Lucas 2, 22-40

El evangelista San Lucas, proclama que, María y José, llevaron al niño a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley… Vivía en Jerusalén, un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel… Movido por el Espíritu, fue al templo y Simeón tomó al niño en brazos; bendijo a Dios, diciendo: Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, según lo que me habías prometido, porque mis ojos han visto a tu Salvador, al que has preparado para bien de todos los pueblos; luz que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel. (Lucas 2, 23. 25-32)

Lecturas consultadas en:

Id y enseñad,

La Biblia Latinoamérica,

La Biblia de las Américas y

Nuevo Misal del Vaticano II

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Aunque esta fiesta del 2 de febrero, cae fuera del tiempo de navidad, es una parte integrante del relato de navidad. Es una chispa de fuego de navidad, es una epifanía del día cuadragésimo. Navidad, epifanía, presentación del Señor, son tres paneles de un tríptico litúrgico.

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Todo el género humano

Es el que deben comprender, las palabras de Simeón. Si alguien deja el mundo, si alguien es liberado de la prisión y de la morada de los cautivos, para alcanzar la realeza; que tome a Jesús en sus manos y lo rodee con sus brazos, que le coja entero y lo apriete contra su corazón; y entonces, saltando de gozo, podrá irse donde desee.

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Una mujer, se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto (Mateo 9, 20). Si esta mujer, tocando el borde de su vestido, sacó de ahí tantas ventajas ¿Qué pensar, de Simeón? Que recibió al niño en sus brazos y teniéndole en brazos, se dejó llevar del gozo, al apercibirse, que llevaba al niño, venido para liberar a los cautivos (Lucas 4, 18); y que él mismo, iba a ser liberado de las ataduras del cuerpo.

Él sabía muy bien, que nadie es capaz, de hacer salir a alguien de la prisión del cuerpo, dándole la esperanza de la vida futura, si no aquél que tenía en sus brazos. Y se dirige a Él, al exclamar: Ahora, Señor, deja a tu siervo irse en paz. Porque a lo largo de todo el tiempo, que no he tenido a Cristo, que no lo he estrechado entre mis brazos, he estado prisionero y no podía salir de mis ataduras.

De todas formas, no es solamente de Simeón, sino de todo el género humano, que se deben comprender estas palabras. Si alguien deja el mundo, si alguien es liberado de la prisión y de la morada de los cautivos, para alcanzar la realeza, que tome a Jesús en sus manos y lo rodee con sus brazos, que le coja entero y lo apriete contra su corazón, y entonces, saltando de gozo, podrá irse donde desee.

Adaptación del texto de Orígenes (c. 185-253)

Presbítero y teólogo