Una sana, autoestima… Jueves, 18 de marzo 2021 (Reflexión)
- Eduardo Ibáñez García
- 17 mar 2021
- 3 Min. de lectura
Tiempo de Cuaresma – Ciclo B
Cuarta semana
Jueves, 18 de marzo 2021
Primera lectura: Éxodo 32, 7-14
Él Señor, dijo a Moisés: “Anda, baja del monte, porque tu pueblo, el que sacaste de Egipto, se ha pervertido… Veo que éste, es un pueblo de cabeza dura. Deja que mi ira, se encienda contra ellos, hasta consumirlos..." Moisés, trató de aplacar al Señor, su Dios, diciéndole: …Apaga el ardor de tu ira, renuncia al mal, con que has amenazado a tu pueblo. Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Jacob, siervos tuyos… (Éxodo 32, 7. 9-13)
Salmo: 105, 19-23
Perdona, Señor, las culpas de tu pueblo. Por eso, hablaba Dios de aniquilarlos; pero Moisés, que era su elegido, se interpuso, a fin de que, en su cólera, no fuera el Señor a destruirlos. (Salmo: 105, 23)
Evangelio: San Juan 5, 31-47
El evangelista San Juan, proclama que, Jesús, dijo a los judíos: “Si yo diera testimonio de mí, mi testimonio no tendría valor... El Padre, que me envió, ha dado testimonio de mí… No piensen, que yo los voy a acusar, ante el Padre; ya hay alguien, que los acusa, Moisés, en quien ustedes tienen su esperanza. Si creyeran en Moisés, me creerían a mí, porque él escribió acerca de mí. Pero, si no dan fe a sus escritos ¿Cómo darán fe, a mis palabras?" (Juan 5, 31. 37. 45-47)
Lecturas consultadas en:
Id y enseñad,
La Biblia Latinoamérica,
La Biblia de las Américas y
Nuevo Misal del Vaticano II

Una sana, autoestima…
…resulta de una personalidad equilibrada y madura. La confianza en sí mismo, se construye a base de la afirmación externa, pero también de la convicción personal. Así es como crecemos, para afrontar con éxito, los desafíos que nos saldrán al paso. Servicio Bíblico Latinoamericano
Moisés, anunció los misterios, pero sin explicarlos. Él tenía dificultad de palabra y era incapaz, de hablar con claridad (Éxodo 4, 10). Esta dificultad de palabra, se le mantuvo a propósito, para que sus discursos, siguieran siendo inexplicables.
Cuando nuestro Señor vino, desató la lengua de Moisés y hoy sus palabras son distintas, ya que su lengua no tartamudea más y sus discursos son claros como el día. Hasta que vino nuestro Señor, la palabra estaba entumecida, se quedó sin explicación; y todo, lo que se dijo de Él, ha permanecido en la oscuridad.
El misterio escondido a la fe, se ocultó detrás de la tartamudez y el velo (Éxodo 34, 33; 2 Corintios 3, 14; así, permaneció largo tiempo, hasta que llegó la hora de su proclamación, para el gran día. Moisés, pidió ver al Padre (Éxodo 33, 18); de hecho, presentía que el Hijo llegaría, a este mundo al descubierto. Fue entonces, cuando el Padre le mostró, la otra cara de su rostro; quiso mostrárselo, ya que su Hijo, se manifestará bajo apariencia humana.
El Eterno, puso una distinción, entre la cara y el reverso, para que Moisés reconociera, que la tierra contemplará a su Hijo, en la forma de un hombre... Este reverso, que ha contemplado Moisés, es lo que le puso, brillante la piel de su rostro (Éxodo 34, 29). El esplendor del Hijo, reposó sobre el conjunto de la profecía... cuando hablaba Moisés, era Él quien hablaba por su boca, porque Él es la Palabra, que inspiró todas las palabras de la profecía.
Sin Él, no hay, para los profetas, palabra ni revelación posible, porque Él es, la fuente primera de la profecía... Pero cuando llegó el Crucificado, el Esposo, la profecía desveló su rostro y expuso su voz en la Asamblea. El Hijo de la Virgen, les ha levantado el velo a los hebreos; todo ha quedado manifiesto, claro y fácil de interpretar.
Adaptación del texto de Santiago de Saroug (c. 449-521)
Monje y obispo sirio

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