Vengan aparte, para descansar un poco. (Homilía dominical)
- Eduardo Ibáñez García
- 17 jul 2021
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 20 jul 2021
Dia del Señor
Tiempo Ordinario II – Ciclo B
Decimosexto domingo
18 de julio 2021
Primera lectura: Jeremías 23, 1-6
El profeta Jeremías, proclama que, esto dice el Señor: “Yo me encargaré, de castigar la maldad, de las acciones de ustedes. Yo mismo reuniré, al resto de mis ovejas, de todos los países, a donde las había expulsado y las volveré a traer a sus pastos, para que ahí crezcan y se multipliquen. Les pondré pastores, que las apacienten. Ya a no temerán, ni se espantarán y ninguna se perderá.” (Jeremías 23, 3-4).
Salmo: 22, 1-5
El Señor es mi pastor, nada me faltará. El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas, me conduce, para reparar mis fuerzas. (Salmo: 22, 1-2)
Segunda lectura: Efesios 2, 13-18
San Pablo, apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, a los efesios les dice: Hermanos: Ahora, unidos a Cristo Jesús, ustedes, que antes estaban lejos, están cerca, en virtud de la sangre de Cristo. Porque él, es nuestra paz; él hizo de los judíos y de los no judíos un solo pueblo; él destruyó, en su propio cuerpo, la barrera que los separaba: el odio (Efesios 2, 13-14).
Evangelio: San Marcos 6, 30-34
El evangelista San Marcos, proclama que, los apóstoles, volvieron a reunirse con Jesús y le contaron, todo lo que habían hecho y enseñado. Él, les dijo: “Vengan ustedes solos, a un sitio tranquilo, a descansar un poco.” Se fueron en la barca, a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces, de todas las aldeas, fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús, vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma (Marcos 6, 30-9).
Lecturas consultadas en:
Id y enseñad,
La Biblia Latinoamérica,
La Biblia de las Américas y
Nuevo Misal del Vaticano II

Jesús, pastor y profeta
(Marcos 6)
…estaban. como ovejas sin pastor. Y se puso, a enseñarles (Versículos 34).
Vengan aparte, para descansar un poco

En el pasaje del Evangelio Jesús, invita a sus discípulos, a separarse de la multitud, de su trabajo; y retirarse con Él, a un lugar solitario. Les enseña, a hacer, lo que Él hacía: equilibrar acción y contemplación, pasar del contacto con la gente, al diálogo secreto y regenerador, con uno mismo y con Dios.
El tema, es de gran importancia y actualidad. El ritmo de vida, ha adquirido una velocidad, que supera nuestra capacidad de adaptación. La escena de Charlot, enfrascado en la cadena de montaje, en Tiempos modernos, es la imagen exacta, de esta situación. Se pierde, de esta forma, la capacidad de separación crítica, que permite ejercer un dominio, sobre el fluir, a menudo caótico y desordenado, de las circunstancias y de las experiencias diarias.
Jesús, en el Evangelio, jamás, da la impresión de estar agitado, por la prisa. A veces, hasta pierde el tiempo: todos le buscan y Él, no se deja encontrar, absorto como está en oración. A veces, como en nuestro pasaje evangélico, incluso, invita a sus discípulos, a perder tiempo con Él: Vengan aparte, también ustedes, a un lugar solitario, para descansar un poco. Recomienda a menudo, no afanarse. También nuestro físico, cuánto beneficio recibe, de tales respiros.
Entre estas pausas, están precisamente, las vacaciones de verano, que estamos viviendo. Son, para la mayoría de las personas, la única ocasión, para descansar un poco, para dialogar de manera distendida, con el propio cónyuge, jugar con los hijos, leer algún buen libro o contemplar en silencio la naturaleza; en resumen, para relajarse. Hacer de las vacaciones, un tiempo más frenético, que el resto del año, significa arruinarlas.
Al mandamiento: Acuérdense, de santificar las fiestas, habría que añadir: Acuérdense, de santificar las vacaciones. Deténganse, (literalmente, ¡Tómense vacaciones!) sepan, que yo soy Dios, dice Dios, en un salmo (Salmo 46). Un sencillo medio de hacerlo, podría ser, entrar en la iglesia o en una capilla de montaña, en una hora, en que esté desierta; y pasar allí, un poco de tiempo aparte, solos con nosotros mismos, ante Dios.
Esta exigencia, de tiempos de soledad y de escucha, se plantea de forma especial, a los que anuncian el Evangelio y a los animadores de la comunidad cristiana, quienes deben permanecer, constantemente en contacto, con la fuente de la Palabra, que deben transmitir a sus hermanos. Los laicos, deberían alegrarse, no sentirse descuidados, cada vez que el propio sacerdote, se ausenta, para un tiempo de recarga intelectual y espiritual.
Hay que decir, que las vacaciones de Jesús, con los apóstoles, fue de breve duración, porque la gente, viéndole partir, le precedió a pie, al lugar del desembarco. Pero Jesús, no se irrita con la gente, que no le da tregua, sino que, se conmueve, viéndoles abandonados a sí mismos, como ovejas sin pastor; y se pone, a enseñarles muchas cosas.
Esto nos muestra, que hay que estar dispuestos, a interrumpir hasta el merecido descanso, frente a una situación, de grave necesidad del prójimo. No se puede, por ejemplo, abandonar a su suerte u olvidar en un hospital, a un anciano que esta a nuestro cargo, para disfrutar las vacaciones sin molestias. No podemos olvidar, a las muchas personas, cuya soledad no han elegido, sino que la sufren; y no por alguna semana o mes, sino por años, tal vez durante toda la vida. También, aquí cabe una pequeña sugerencia práctica: mirar alrededor y ver si hay alguien, a quien ayudar, a sentirse menos solo en la vida, con una visita, una llamada, una invitación para verle un día, en lugar de las vacaciones: aquello, que el corazón y las circunstancias, sugieran.
Adaptación del texto de la homilía del
Comments